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Mes: agosto 2021
Podcast: ¿Qué son las Brownstones?

En la obra del escritor Rex Stout, su emblemático personaje principal, el detective en la ficción Nero Wolfe, vive en una lujosa y acomodada casa con elegante fachada de piedra rojiza, con su planta principal vestida de grandes ventanales y a la que se accede mediante una escalinata con balaustrada del mismo material, y que se encuentra situada en la calle 35 Oeste de Manhattan.
La propia ciudad de Nueva York y The Wolfe Pack (su club de fans oficial) rindieron homenaje al propio escritor Rex Stout y a su excéntrico detective privado en la ficción, con una conmemorativa placa de bronce que fue instalada el 22 de junio de 1996 en este número 454 Oeste, de la calle 35.
Los aficionados a estas novelas habían identificado este número de la calle 35 como el sitio probable donde se ubicaría la ficticia casa que aparece en estas obras del género detectivesco.
La placa reza así: “En este sitio se encontraba la elegante Brownstone del corpulento detective privado en la ficción Nero Wolfe. Con su hábil asistente Archie Goodwin, el Sr. Wolfe cultivó tanto orquídeas como el buen comer, mientras resolvía más de setenta casos según lo escrito por Rex Stout entre 1934 a 1975 «.
Debido a que hoy en dia ya no quedan de estas casas de piedra rojiza o como vienen a llamarse, Brownstones, en esa parte de Nueva York, en su día, los productores se vieron obligados a utilizar el exterior de otra casa distinta, situada en el número 44 de de la calle 76 Oeste, en el upper West side de Manhattan, para el rodaje del ya clásico de televisión “A Nero Wolfe Mystery”
Empecemos por lo más básico: el material.
La deniminada piedra Brownstone es en realidad una piedra arenisca, específicamente una cuyo origen geológico se remonta al período Triásico-Jurásico.
Cuando se corta en cantera por primera vez, esta piedra presenta en realidad un característico color rosáceo para posteriormente adquirir paulatinamente su tono marrón clásico una vez que ha sido expuesta al aire.
Como muchas construcciones tras el paso de los años, las fachadas y motivos ejecutados con esta característica piedra rojiza a menudo requerirá restaurarse después de años de exposición a la intemperie y pérdida de su atractivo color original, cuando no su propia integridad física al tratarse de una piedra relativamente blanda.
Además, lo creamos o no, la mayoría del material de las fachadas de las casas de piedra Brownstone de Nueva York provienen de un mismo lugar: la histórica cantera Portland Brownstone Quarry, ubicada en la localidad de Portland, sita en el vecino estado de Connecticut.
Durante el apogeo de la piedra rojiza de Nueva York, desde la década de 1870 hasta la de 1890, este tipo piedra sería muy fácil y económica de extraer y se suministraba tanto desde esta cantera como de otras cercanas ubicadas en New Jersey.
Como aliciente adicional, la facilidad de transporte del material por vías acuáticas, principalmente desde Connecticut, la hacía fácilmente disponible para la industria de la construcción en Nueva York.
Desde su cantera, la piedra se cargaba en barcazas y se transportaba hasta la ciudad, donde se descargaba en grandes campas de almacenamiento que se hallaban tanto en la margen del río Hudson como en la del East River.
Sin embargo, aclaremos un concepto erróneo un tanto común: solo una pequeña parte de una casa denominada como Brownstone emplea esta piedra como material en su construcción.
Como material estructural, la piedra Brownstone no es viable: es blanda, y susceptible de agrietarse al someterse a cargas y eventualmente desmoronarse, por lo que los elementos estructurales portantes de estas edificaciones, generalmente de entre 3 y 5 plantas, son muros portantes de fábrica de ladrillo que sostienen sus forjados, generalmente compuestos por vigas de madera.
Lo que en muchos casos la gente llama una «Brownstone» es en realidad una casa adosada en hilera construida también con muros portantes de ladrillo, pero con otros diversos acabados en fachada, tanto de fábrica de ladrillo, otras piedras u otro revestimiento y que siendo rigurosos, se denominan Townhouse.
El término Brownstone a menudo se usa incorrectamente para describir cualquier casa adosada entre medianeras y que atesore cierta edad desde su construcción, sin importar qué material se usó en ella.
Solo aquellas con fachada formada por aplacado exclusivamente formado por esta característica piedra arenisca rojiza, puede ser calificada como Brownstone.
No es de extrañar que incluso los agentes inmobiliarios a veces se equivocan, bien por desinformación o intencionadamente cuando indebidamente las incluyen y describen como tal en sus listados de propiedades en venta.
Las Brownstone emanan un aura de permanencia en el tiempo y antigüedad a pesar de que son un producto de la revolución industrial y los cambios sociales y económicos que ésta trajo.
A mediados del siglo XIX, cuando se estaban construyendo algunas de estas primeras casas entre medianeras en las ciudades, los estadounidenses estaban bastante obsesionados con los ideales del clasicismo romántico, específicamente con la adoración de la naturaleza por parte de las corrientes artísticas del momento.
Para entonces, esta Revolución Industrial en marcha ya había marcado el comienzo de una racionalización generalizada de la producción industrial.
Esto trajo el que se construyeran muchos edificios nuevos y muy rápidamente.
El clasicismo romántico sería una respuesta a este trepidante ritmo de la urbanización, un recordatorio de que la naturaleza no sólo era necesaria, sino también deseable.
La tipología de casa Brownstone fue el feliz matrimonio de estos dos mundos aparentemente opuestos. Las máquinas a vapor permitirían a los trabajadores cortar y dar forma a esta piedra rojiza de un modo más rápido y de forma más barata que nunca, haciéndola asequible, mientras que sus tonos orgánicos evocarán la belleza y el poder de la naturaleza.
El palazzo italiano del siglo XV, el símbolo del Renacimiento, fue la principal inspiración para las Brownstones del llamado estilo italiano. Los detalles del repertorio formal clásico y su elegancia se consideraron eminentemente adecuados para simbolizar la prosperidad y la posición social de los nuevos neoyorquinos representados en un espacio limitado de fachada.
Para estos propietarios de casas adosadas de clase media que querían probar el sabor del lujo, la piedra rojiza en la fachada de su vivienda era el camino a seguir.
Por poco dinero, mucho menos de lo que podría costar revestir su fachada con piedra caliza, granito o mármol, un nuevo propietario podría hacer que se construyera una fachada de Brownstone de seis pulgadas de espesor, completada con una elegante escalinata ascendente o como aquí se denominan “stoop” además de cualquier hermoso motivo decorativo tallado en la piedra que su sensibilidad estética o gusto artístico deseara incluir.
Algunas de estas construcciones residenciales incluso incluían motivos de cantería representando en las fachadas de piedra los rostros de los propios dueños a modo de conmemoración personal.
Otros sin embargo optaban por tener el rostro de alguna celebridad representada en la fachada de residencia pero se no han encontrado muchos ejemplos en buen estado de estos ejemplos, debido a que a pesar de que esta piedra es muy fácilmente trabajable, no funciona bien cuando se le ha de dar formas muy precisas y sutiles como las de un rostro humano y los rasgos faciales se deslaminan pronto, o se desgastan por la acción de los agentes meteorológicos del exigente clima del Noreste americano.
La mayoría de artesanos que tallaron la piedra de las Brownstones de Nueva York eran inmigrantes alemanes que trabajaban en condiciones laborales deplorables en grandes talleres de cantería situados en algunos casos al aire libre.
En 1852, un artículo del New York Times relataba la «sorprendente perfección del trabajo» y a su vez describía la conmoción del periodista ante la «tos seca y la apariencia demacrada» de algunos de los trabajadores de cantería que el artículo retrataba.
El Times ofrecía a su vez en su artículo a los canteros este útil consejo: «cubrirse la boca o la cara con una gasa».
Entonces, si esta arenisca rojiza se hizo popular en parte porque era barata y fácil de trabajar, ¿cómo evolucionó este material hasta simbolizar en nuestros días la posición social de una clase acomodada y pudiente?
Y es más. Lo que hoy ocupa nuestras conversaciones y comentarios cuando recorremos la ciudad y podemos admirar alguna de estas Brownstones: ¿De dónde vienen los precios desorbitados de estas casas en el mercado inmobiliario actual?
Como en muchos otros aspectos de la economía y los mercados, la respuesta la encontramos en un factor que generalmente despierta el interés de los agentes: la escasez del bien.
Las canteras de Portland se cerraron en primera instancia en la década de 1940 después de unas fuertes inundaciones para luego reabrirse a mediados de la década de 1990, proporcionando una buena reserva de piedra para trabajos de reparación y restauración.
Pero las regulaciones ambientales ya vigentes entonces provocarían que estas canteras de Connecticut de nuevo se clausurasen y esta vez de forma ya definitiva.
Después de casi 300 años de explotación, la cantera Portland Brownstone Quarry cesó definitivamente en su actividad en el año 2012, y aunque hay otros lugares en el mundo donde se extrae piedra arenisca con similares tonos rojizos o rosados, los expertos afirman que no hay ninguna como la piedra que en su día venía desde Portland.
Eso inevitablemente contribuye a que las renovaciones y rehabilitaciones sean difíciles y costosas.
Stoop
No puedo pasar de puntillas y dejar sin mencionar una vez más una de las características visuales más distintivas de las Brownstones de Nueva York e integradas desde siempre en el imaginario de la cultura popular, como es su característica escalinata de acceso a la planta principal, el llamado “stoop” una palabra apropiada de «stoep», el término holandes para «escalera».
En los primeros días de New Amsterdam, los colonos holandeses construían estos escalones de acceso a la vivienda para elevar el piso de su planta noble por encima del nivel de potenciales inundaciones, pero algunos estudiosos incluso postulan que estas características escaleras de Nueva York se construyeron para elevar el piso de la sala noble por encima de un auténtico «mar de estiércol de caballo».
Son numerosos los que respaldan esta teoría sosteniendo que antes de 1895, cuando el Department of Sanitation comenzó efectivamente a limpiar las calles de la ciudad, tanto en los solares baldíos como en las propias calles, el estiércol de caballo junto con otros desechos de variado origen, se amontonaba hasta alturas insospechadas alineándose con las calles de la ciudad del mismo modo que hoy lo hacen los montones de nieve retirada de la vías públicas tras una fuerte tormenta invernal.
En verano, el hedor era insoportable y finalmente, cuando las lluvias llegaban, un arroyo de sopa de estiércol de caballo inundaba las vías peatonales e incluso llegaba a filtrarse en los sótanos de las viviendas.
Tampoco falta una visión más refinada y sostiene que dado que principalmente Brooklyn, a diferencia de otras ciudades como Filadelfia o Chicago, carece de callejones laterales, el servicio y comerciantes tendrían que entrar por la parte delantera de la casa, lo que no sería una opción popular para los propietarios adinerados.
En la década de 1870, cuando la clásica escalinata de las brownstones alcanzó su punto máximo de popularidad, dio lugar debajo de la escalera principal para una entrada de servicio para sirvientes y repartidores».
Detractores
En cambio, no todas las referencias históricas o literarias que tenemos a esta ahora ilustre tipología arquitectónica fueron siempre de tono elogioso como podríamos llegar a entender en el caso de los fervientes seguidores de las andanzas del detective Nero Wolfe que daban forma al prólogo de nuestra historia.
Una referencia literaria en el sentido opuesto nos viene dada de la mano de la obra de la novelista Edith Wharton nacida en la segunda mitad del sigle XIX y que vivió en una residencia del tipo Brownstone junto con su familia en el número 14 Oeste de la calle 23, y que describió Nueva York, una ciudad llena de Brownstones en sus memorias tituladas “A Backward Glance”, como «una ciudad maldita con su revestimiento monótono y omnipresente de color chocolate, de la piedra más horrible jamás extraída de las entrañas de la tierra «.
Estas edificaciones que hoy atesoran más de 100 años de antigüedad en la mayoría de los casos son claras demandantes de los trabajos de conservación y rehabilitación.
Muchos son los firmes defensores de la restauración de la Brownstones de la manera correcta y desprecian el trabajo de calidad inferior o en busca de atajos.
Los profesionales más involucrados en su conservación denuncian sistemáticamente la técnica del estuco schmear, -término yiddish que evoca el acto de untar un bagel con queso en crema- y que implica revestir la fachada con una capa de estuco marrón o, lo que es peor, una simple capa de pintura, enfatizando que una fachada de brownstone correctamente restaurada realmente es costosa y lleva su tiempo, pero durará más que el enfoque económico a corto plazo de un contratista no cualificado o sin escrúpulos.
No es solo el material salido de las canteras de Brownstone lo que escasea hoy en día, sino que es el estilo y sus ejemplos construidos lo que es más complicado encontrar dentro de una ciudad tan extensa y cambiante como es hoy Nueva York.
Hay pocas zonas de Nueva York con auténticas casas Brownstone: el Upper West Side o West Village en Manhattan, Fort Greene, Park Slope, Carroll Gardens o Bed-Stuy, en Brooklyn, por nombrar algunas, son las áreas donde podremos encontrarlas en muy diversos estados de conservación, uso y mantenimiento.
Dado que la construcción de nuevas casas de esta piedra rojiza es casi imposible dada la escasez de su material característico, la demanda una vez más, ha superado la oferta y los precios para aquellas que se encuentran disponibles en el mercado hacen difícil el asociarlas con sus origenes de vivienda como respuesta a la demanda de las clases medias de la gran ciudad moderna que se estaba formando en el siglo XIX.
En cualquier caso, siempre nos quedará la alternativa de disfrutar de un paseo y pasar frente algunas de ellas para admirar su esplendor evocador de otra época, ya desvanecido en muchos casos, inspirador en muchos, y quizás alguno de sus moradores sea tan amable como para invitarnos a sentarnos por unos momentos en su característico stoop para charlar sobre cualquier asunto intrascendente y ver tranquilamente la vida de Nueva York pasar frente a nosotros durante unos instantes.
En este nuevo podcast repasamos los orígenes y características de las llamadas casas Brownstone que constituyen una característica imagen de algunos de los barrios más característicos de Nueva York.
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Conectando por una millas con el Appalachian Trail, la ruta senderista más larga del mundo que discurre por el este de EEUU y cruza Nueva York por su Hudson Valley (at Appalachian Market)
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