¿Qué significa realmente «Un Minuto en Nueva York»?

In a New York Minute

Este podcast va camino ya en 2023 de cumplir los 9 años desde sus primera publicaciones, siempre bajo el mismo nombre y con la línea argumental adaptándose a los avatares e intereses de quién aquí escribe y en el podcast os habla.

Muchas veces he oído por parte de oyentes el comentario o chascarrillo sobre la discrepancia entre parte del título del podcast, es decir, el «minuto» y la duración real de los programas, que evidentemente, y como ha quedado demostrado en más de 220 podcast publicados, no es nada cercana a un minuto de tiempo.

Tampoco puede pasar desapercibido el hecho de que existe una película -de infame calidad, eso sí- de 2004 (creo) que comparte el nombre con este podcast. Pues no. Tampoco bebe su inspiración de esa obra este humilde proyecto.

No faltan referencias históricas o en la cultura popular a la expresión «In a New York Minute». Leo en un artículo de 1986 publicado en el New York Times Magazine «

El Fiscal General de Alabama, al que se le negó la nominación demócrata a gobernador, estaba furioso. Denunció a las personas que rodeaban a su oponente como «un montón de sórdidos, puedes ver eso en un minuto de Nueva York».

Los lectores habituales de este espacio ya saben que la sordidez comenzó como un insulto étnico, despreciando injustamente los productos de lino fabricados por la gente de Silesia, un área del suroeste de Polonia. Pero muchos se preguntarán por qué todavía no lo he tratado en un minuto de Nueva York.

«Si hubiera algún indicio de incorrección», dijo un oficial de policía de Dallas, evitando el subjuntivo, en 1980, «estarían sobre nosotros en un minuto en Nueva York».

En una película para televisión de 1983, «A Killer in the Family», alguien dice del brutal padre interpretado por Robert Mitchum: «Te mataría en un minuto de Nueva York».»

Con estos antecedentes parece evidente que el termino tiene un claro significado relacionado con tiempo o inmediatez, algo que no es difícil asociar con el ritmo trepidante que habitualmente se ha asociado a la vida en Nueva York.

Este americanismo – que es como dicen que se llaman este tipo de expresiones- parece que tiene su origen en el sur de los Estados Unidos, y más concretamente en Texas y significa simplemente un instante, un momento, un intervalo muy breve.

La forja del término no está exenta de la visión que los sureños tienen de Nueva York y otras grandes ciudades, generalmente del este, (como si en el estado de la estrella solitaria no hubiese grandes urbes) como núcleos de actividad social y económica frenética y apresurada.

El histórico presentador del Tonight Show Johnny Carson lo definía como el tiempo entre el que un semáforo de Manhattan se pone en verde y que el coche de atrás empieza a hacer uso del claxon. La descripción debería explicar la expresión sin dejar espacio para duda alguna, ¿no?.

En el plano de la cultura popular, y obviando el infame título cinematográfico que he mencionado al principio, no puedo dejarme en el tintero el mitiquísimo «New York Minute» que en 1989 puso Don Henley, voz de los Eagles en nuestros oídos.

En cualquier caso, un nombre para seguir contando historias sobre esta ciudad de nuestras alegrías y desvelos, días agitados o tranquilos, gélidos o tórridos.

Un paseo por el Mid-Hudson

Aprovechando un agradable día de otoño, no hay excusa para no remontar el Hudson para disfrutar de los colores del otoño que el Upstate New York nos ofrece.

En este caso, en Poughkeepsie, que gracias a su Walkway Over the Hudson, un antiguo puente ferroviario, hoy convertido en vía peatonal y ciclista, nos permite asomarnos sobre el cauce del gran río de Nueva York y a la vez admirar el Mid Hudson Bridge, otro de tantos puentes colgantes que jalonan este vía fluvial.

Podcast: Brooklyn Bridge o la saga familiar que unió a dos ciudades

Brooklyn y Nueva York ciudades separadas antes de la consolidación de 1898

Los cinco boroughs de Nueva York en la actualidad son el hogar de alrededor de 8,8 millones de personas, lo que la convierte en la ciudad más poblada de los Estados Unidos. 

Sin embargo, cuando los exploradores holandeses fundaron aquí su colonia de Nueva Ámsterdam, en la década de 1620, solo vivían en ella alrededor de unas 270 personas, hasta posteriormente alcanzar los 2.500 habitantes que llegaron a vivir durante los momentos mayor de apogeo de la colonia holandesa.

En esta época de Nueva Ámsterdam, estos mismos holandeses también llegarían a colonizar la otra margen del East River en el área de Brooklyn. 

La zona fuera de la entonces llamada Nueva Amsterdam, era una una agrupación de aldeas y pueblos que rodeaban el puerto, bordeando las costas del East River, aprovechando el floreciente comercio de pieles, madera y otros bienes que el Nuevo Mundo tenía que ofrecer a los llegados desde el otro lado del océano y más concretamente los Países Bajos.

Recreación del plano de la colonia de New Amsterdam

Posteriormente los ingleses arrebatan a los neerlandeses su colonia de Nueva Holanda en 1664, compuesta por villas y poblaciones en la zona como Nieuw Amsterdam, es decir básicamente Manhattan, la más grande de todas ellas, y otras como Breuckelen, Maspeth, Vlissingen, Gravesend, New Amersfoort, Midwout, o Nieuw Utrecht, poblaciones que prosperaban y comerciaban activamente entre sí.

Tras este cambio en el control político de estos territorios, Inglaterra cambiaría el nombre de las poblaciones constituyentes de la colonia a Nueva York y anglicaniza muchos de los nombres de las ciudades inundándolas con multitudes de colonos ingleses. 

Los holandeses reconquistarán brevemente el puerto en 1673, pero lo devuelven a Inglaterra al año siguiente a cambio de Run Island, un eslabón muy codiciado en su cadena comercial mundial de la nuez moscada.

En la década de 1680, Inglaterra organiza su colonia en una serie de condados: la isla de Manhattan se convertía en el condado de Nueva York; las seis ciudades del extremo occidental de Yorkshire o lo que hoy es Brooklyn, ya en Long island, se convertían en el condado de Kings mientras que el resto de Yorkshire se convertiría en el condado de Queens.

Staten Island sería nombrada el condado de Richmond, y el punto más al sur del continente americano no insular se convierte en el condado de Westchester, hoy separado de Nueva York.

Posteriormente, en el siglo XVIII, estas poblaciones de Nueva York jugarían un papel determinante en la Revolución Americana, siendo la Batalla de Long Island el 27 de agosto de 1776 el primer gran choque directo de la guerra, así como la primera vez que un Ejército regular de los Estados Unidos participa en una batalla. 

Nueva York emerge de este conflicto y tras la independencia del Reino Unido como una ciudad próspera y es nombrada primera capital de la incipiente nación, título que ostentaría entre 1785 y 1790. 

Es aquí donde George Washington prestaría su juramento como primer presidente, donde se redacta la Declaración de Derechos y donde se reúne por primera vez la Corte Suprema. 

La región se estaba convirtiendo rápidamente en el centro de la vida cultural y política del país.

A su vez, y ya en 1816, Brooklyn (anteriormente denominada por los holandeses como Breuckelen) se constituye como ciudad propia tras aglutinar a diversas poblaciones y villas de la zona y quedará conectada con Nueva York por vía acuática únicamente a través del Ferry de Fulton sobre el East River.

El barrio de Brooklyn Heights, que en los años 50 del siglo XX fue el primer distrito histórico declarado en Nueva York,  se desarrolla como el primer suburbio de la nación y sus residentes se convirtieron así en los primeros ¨commuters” del mundo con sus desplazamientos diarios atravesando el East River para acudir a sus ocupaciones laborales al otro lado, en la económicamente preponderante Manhattan.

Propuestas de un puente sobre el East River

Llegado un punto, dos líneas de ferry la única forma de conexión entre estas dos ciudades, las voces e iniciativas encaminadas a facilitar estas comunicaciones personales y de mercancías no tardaron en surgir en la opinión pública.

Diversos  ingenieros presentarían varios diseños, tales como los puentes de cadenas o de eslabones, aunque estos nunca pasaron de ser meras propuestas debido a las dificultades de construir un tramo fijo lo suficientemente alto a través del East River, una vía marítima extremadamente transitada.

También habría ambiciosas propuestas para túneles, pero en esos momentos se consideraron prohibitivamente caras o técnicamente inviables.

Según el libro The Great Bridge, de David McCullough, la primera propuesta seria y documentada para un puente se registraría en Brooklyn en el año 1800.

El carpintero y paisajista Thomas Pope propondrá una combinación de puente en voladizo y colgante, y efectivamente, su idea se mantendría viva. durante alrededor de 60 años, pero finalmente se concluye que un puente de estas características, hecho completamente de madera, no demostraba ser estructuralmente viable para salvar la distancia necesaria sobre el East River.

El principal desafío sería que el East River, es una vía marítima turbulenta sujeta a las mareas y repleta de barcos, cualquier puente planteado necesitaría salvar los mástiles de los barcos y además la luz a salvar impedía plantear mecanismos para la opción un posible puente levadizo.

John A. Roebling

Mientras tanto, al otro lado del océano, en la entonces Prusia, el 12 de junio de 1806  nace John Augustus Roebling.

El joven Roebling, después de asistir a clases en la academia de construcción de Berlín durante dos semestres, trabajará para el gobierno de Prusia durante tres años, al final de los cuales, y a la edad de 25 años decide emigrar a los EE. UU. 

A su llegada, se instala con su hermano mayor, Carl y otros compatriotas originarios de su ciudad natal de Mühlhausen, en una pequeña colonia que más tarde se conocería como Saxonburg, cerca de Pittsburgh, en las colinas del oeste de Pensilvania.

Allí se casará con Johanna Herting, hija de otro emigrante también proveniente de Mühlhausen y juntos tendrán hasta nueve hijos. 

John A. Roebling

Peor cuando su hermano Carl muere inesperadamente poco tiempo después, John abandonará la colonia de Saxonburg y se traslada a la capital del estado de Pennsylvania, Harrisburg, para allí buscar empleo como topógrafo.

No tarda en conseguirlo y durante sus trabajos topográficos, Roebling estudiará el llamado Ferrocarril Portage, de propiedad estatal, donde una combinación de vías niveladas con pendientes conectaba los dos sistemas de canales principales de la mancomunidad de Pensilvania a través de las cadenas montañosas de Allegheny. 

Como conclusión de sus estudios y observaciones, sugiere a los gestores del tren que la vida útil de las cuerdas de cáñamo en estas pendientes podría mejorarse si éstas estuvieran hechas de cable metálico y de hierro forjado. 

Como consecuencia, desarrolla su propio método para trenzar y tejer cables metálicos, método que a la postre resultó ser tan duradero como él había predicho. 

La demanda de dichos cables trenzados pronto se hizo tan grande que Roebling establece una factoría para su fabricación en Trenton, New Jersey. 

Este sería el comienzo de un complejo industrial que finalmente fue capaz de producir de todo, desde tela metálica hasta enormes cables para puentes colgantes de hasta 36 pulgadas, (unos 91 cm) de diámetro. 

Estas industrias seguirían siendo un negocio familiar hasta 1952, llevado a cabo por tres generaciones consecutivas de Roeblings.

Además, el éxito obtenido por el negocio le concederá la libertad para crear  muchas propuestas para puentes colgantes e incluso acueductos. 

Roebling presentará en esos años docenas de diseños y llegando a completar hasta 12 estructuras en el período comprendido entre 1844 y 1869, incluidos los puentes colgantes de Pittsburgh u otro en las propias Cataratas del Niágara, puente que sería posteriormente desmantelado en 1897 para adaptarse a los tiempos y los nuevos pesos de trenes y locomotoras.

Su hijo primogénito, Washington, ingeniero civil de formación, se unirá a él en su actividad profesional en 1858, y juntos construyen otro puente colgante en Pittsburgh así como otro sobre el río Ohio entre Cincinnati  y Covington, en Kentucky, con un tramo principal de 1051 pies (320 metros).

Este puente se considera el verdadero predecesor y campo de pruebas que sirvió a Roebling para concebir el Puente de Brooklyn.

Aprobación para la construcción de un puente entre Nueva York y Brooklyn en febrero de 1867. El puente en suspensión más largo designado hasta la fecha.

Fruto de la ya acuciante necesidad de unir la Nueva York de entonces con Brooklyn y el resto de Long Island, en febrero de 1867, el Senado del Estado de Nueva York aprueba un proyecto de ley que permitía la asignación de fondos para la construcción de un puente colgante entre la ciudad de Brooklyn y Manhattan.

El diseño propuesto por Roebling con una luz de 486 metros (1,595 pies) es aceptado ese mismo año y fue así nombrado ingeniero jefe del proyecto.

Dos meses después, se funda legalmente la New York and Brooklyn Bridge Company con su correspondiente junta directiva.

El acto de incorporación, que se convirtió en ley el 16 de abril de 1867, autorizaba a las ciudades de Nueva York y Brooklyn a suscribir $5 millones de dólares en acciones de capital, que buscarían  financiar la construcción de este puente.

Esta junta directiva contaba con hasta veinte fideicomisarios en total: ocho designados por cada uno de los dos alcaldes, así como los propios alcaldes de las dos ciudades, un auditor y un controlador.

No mucho después, el proyecto pasó a denominarse simplemente «Puente de Brooklyn», un nombre que se originaría en una carta al editor del 25 de enero de 1867 enviada al Brooklyn Daily Eagle, un influyente medio impreso de la época.

Un hecho trágico e inesperado. Accidente y muerte de John A.Roebling

Para disipar las preocupaciones entre la ciudadanía y potenciales inversores sobre el audaz diseño del puente, el propio Roebling organiza una llamada «fiesta del puente» en marzo de 1869, donde invita a ingenieros y miembros del Congreso de los EE. UU. a visitar algunos de sus otros diseños. 

Después de este acto de promoción, en abril, Roebling y varios ingenieros realizarán los estudios y cálculos finales para el nuevo proyecto.

Pero en junio de 1869, mientras Roebling realiza estos estudios, sufre fortuitamente una lesión por aplastamiento cuando un transbordador en el que viajaba le aprisiona un pie contra un pilote del muelle al desembarcar.

Después de la inevitable amputación de los dedos del pie aplastados, Roebling desarrolla una infección por tétano que le dejará totalmente incapacitado y que finalmente desembocará en su fallecimiento solo un mes despues del incidente.

Washington  Roebling

Después de graduarse del Instituto Politécnico en Troy, N.Y. 1857 y unirse a su padre en el trabajo de construcción de puentes colgantes en 1858, Washington Roebling intervendrá en la Guerra Civil Americana sirviendo en el Ejército de la Unión, y ascendiendo hasta el rango de coronel al final de dicha guerra, después de la cual regresa al negocio familiar de construcción. 

Washington Roebling

Con anterioridad al proyecto en Nueva York que hoy protagoniza nuestro relato, su padre ya le había puesto al cargo de la construcción de las enormes torres de mampostería que sostenían los cables del puente Cincinnati-Covington sobre el río Ohio, entre 1865 y 1867.

A la muerte de su padre en 1869, se le pide que desempeñe en sustitución de éste, el cargo de ingeniero jefe del proyecto y así, inmediatamente comienza a trabajar en el diseño de estas colosales cimentaciones encaminadas a ser el soporte del puente.

El diseño final del Puente de Brooklyn sería el de de un puente colgante de cables de acero, que emplearía sin embargo un diseño híbrido de puente colgante y atirantado, con cables de suspensión tanto verticales como tirantes diagonales.

El puente cuenta con cuatro cables principales, que descienden desde la parte superior de las dos torres y sostienen los tableros con ayuda de estos tirantes que parten desde él. 

Dos de estos grandes cables principales se encuentran ubicados en el exterior de las calzadas del puente, mientras que otros dos se hallan situados en la mediana de las dos calzadas. 

Cada cable principal mide 40 cm de diámetro y contiene hasta 5282 alambres de acero galvanizado paralelos agrupados de forma cilíndrica.

Estos alambres están agrupados en 19 haces, con 278 cables por haz. Este sería el primer uso de este tipo de agrupamiento de cables en un puente colgante.

Tendido de los cables durante su construcción

Las dos torres de granito del puente se diseñarán en estilo neogótico, con sus característicos arcos apuntados.

En cada extremo del puente encontramos los anclajes para los cuatro grandes cables principales. Estos anclajes son masivas estructuras trapezoidales de piedra caliza que miden 39 metros de lado en su base y pesan más de 54.000 toneladas.

Para proporcionar la altura libre de 127 pies (38,7 m) por encima de la pleamar media que facilitase  el transporte marítimo en el East River, el puente de Brooklyn incorpora largos viaductos de acceso en cada extremo para elevarlo desde el nivel del suelo en ambas márgenes.

Incluyendo sus accesos, el Puente de Brooklyn cuenta con un total de 6,016 pies (1,834 m) de largo cuando se mide entre sus extremos en Park Row en Manhattan y Sands Street en Brooklyn.

Este sería el puente colgante más largo del mundo en el momento de su apertura, con una luz salvada en su  tramo principal, entre sus dos torres de 1595 pies (486 m).

En el momento de su diseño, Roebling y los demás ingenieros aún no habían descubierto la importancia de la aerodinámica en el diseño de puentes y estos no se probaban en túneles de viento. 

Esto, realmente, sería una muy afortunada coincidencia para el puente de Brooklyn, ya que la estructura de celosía abierta que soporta los tableros del puente está, por su naturaleza abierta, sujeta a menores problemas de carácter aerodinámico.

Construcción. Caissons o base de las torres 

Para acometer la ingente tarea de construir las bases de las torres del puente, se adoptó la técnica de hundir dos grandes cajones o caissons, fabricados de madera ensamblada en astilleros navales, sellados herméticamente y recubiertos de chapa a modo de campana sobre el lecho del fondo y que permitirían a los trabajadores, una vez presurizados, ejecutar las tareas de excavación sumergida sobre ese lecho con el fin de alcanzar el sustrato rocoso.

Pero este método de construcción tampoco estaba exento de otros peligros.

Toda la construcción exigió un trabajo intenso por parte de los obreros. Fueron muchos los inmigrantes, que ganaban a razón de $2 al día, los que trabajaron en excavar y retirar los lodos y arenas del lecho del East River.

En los cajones sumergidos y presurizados, los incendios, las explosiones y la embolia gaseosa se llegaron a cobrar la vida de hasta 20 hombres. 

Particularmente, esta embolia gaseosa o síndrome de descompresión, que se produce cuando el cuerpo humano sufre una fuerte bajada de la presión atmosférica, tuvo una especial relevancia en la construcción del Puente de Brooklyn.

Hoy esta patología es bien conocida y se sabe cómo evitarla o remediarla, pero cuando se realizaban los trabajos de excavación en las bases del puente, sólo se sabía que cuando los trabajadores salían a la superficie , enfermaban y muchos de ellos morían.

Los cajones se hundirían hasta posarlos sobre el lecho del río con la intención de que, a medida que se extraía el terreno en la base, que en los primeros metros estaba formado por lodos propios de la dinámica fluvial, finalmente llegarían al lecho rocoso, momento en el cual se rellenarían de hormigón a modo de gran pila de cimentación.

Caisson

En la excavación correspondiente al cajón en el lado de Brooklyn, se alcanzaría el lecho de roca después de unos 44 pies de excavación desde el nivel inicial, momento en el cual éste se comenzaría a rellenar con hormigón.

La colocación del cajón del lado de Manhattan sería mucho más difícil y peligrosa.

El plan original era excavar hasta los 106 pies estimados para alcanzar el lecho de roca, pero a medida que profundizaban más y los peligros en la construcción se hacían más evidentes, en su posición de ingeniero jefe, Washington Roebling tomó probablemente la decisión más arriesgada de toda la construcción y probablemente su vida profesional.

Al tomar muestras del suelo en esta área, descubriría que ese estrato del subsuelo no se había movido en millones de años, por lo que se decidió que era lo suficientemente estable como para sostener el puente sin tener que llegar hasta el lecho de roca. 

Hasta el día de hoy, sabemos que una torre del Puente de Brooklyn descansa sobre un lecho de roca, mientras que en el lado de Manhattan, otra descansa sobre un estrato arenoso.

Durante el proceso de construcción, el propio ingeniero, Washigton Roebling, que descendía periódicamente a la base de los cajones presurizados de cimentación para hacer seguimiento del progreso de los trabajos,  sufriría la misma embolia gaseosa que muchos trabajadores sufrían..

Incapaz de continuar supervisando los trabajos de construcción en persona por las secuelas de la embolia padecida, Washington Roebling se ve obligado a retirarse y limitarse a tener a la vista el puente desde la ventana de su casa en el cercano Brooklyn Heights para seguir a distancia el progreso de los trabajos de construcción.

Washington Roebling confiaría entonces en su esposa, Emily Warren Roebling para que fuera sus ojos, sus oídos y su voz en lo que restaba de construcción del Puente de Brooklyn.

Emily Warren Roebling

Emily Warren, nace el 23 de septiembre de 1843 en el pueblo de Cold Spring, una apacible villa a orillas del Hudson, en Nueva York siendo la segunda más joven de un total de doce hijos.

El temprano interés de Emily en adquirir una educación tecnológica fue decididamente apoyado por su hermano mayor, el mayor general Gouverneur K. Warren y es así como asistirá a la escuela Georgetown Visitation Academy en Washington DC.

En 1864, durante la Guerra Civil, Emily visita a su hermano Gouverneur en su cuartel general donde éste se encontraba al mando del Quinto Cuerpo del Ejército de la Unión.

Cuentan las crónicas que en un baile de soldados al que asistió durante dicha visita, conoce a Washington Roebling, ingeniero civil, y que formaba parte del personal de su hermano mayor.

El 18 de enero de 1865, Emily y Washington Roebling contraen matrimonio en su Cold Spring natal, en una ceremonia de boda dual con otro de sus hermanos.

Emily Warren Roebling

Mientras el padre, John A. Roebling comenzaba en 1867 sus trabajos preliminares para el Puente de Brooklyn y antes del desgraciado accidente que le conduciría a su fatal desenlace,  la pareja viaja juntos a Europa para Washington estudiar el uso de cajones presurizados empleados para construir las bases en los puentes. 

Durante esta estancia en Europa, en noviembre de 1867, Emily daría a luz en Alemania al único hijo de la pareja, John A. Roebling II

En su periodo de formación académica, Emily Roebling había estudiado matemáticas superiores  y además desarrollaría un amplio conocimiento en el campo de la resistencia de los materiales, el análisis de tensiones, la construcción de cables y el cálculo de curvas de catenaria a través de las enseñanzas y colaboración con el propio Washington.

Durante la década posterior a que su marido fuera confinado a su lecho de enfermo debido a la embolia sufrida en los cajones presurizados, Emily se haría cargo de gran parte de las funciones de ingeniero jefe, incluida la supervisión diaria de las obras y la gestión del proyecto. 

Emily Warren Roebling trataría con los políticos, ingenieros colaboradores y de la competencia y todos aquellos contratistas relacionados con el trabajo en el puente, hasta el punto en que la opinión pública acabaría creyendo que era  ella realmente quien  estaba detrás del diseño del puente.

Las torres

En 1873, concluidos los trabajos de cimentación, se inicia la construcción de lo primero que sería visible a simple vista para el público de Nueva York y Brooklyn: las dos torres.

La construcción de estas dos torres neogóticas en granito y 276 pies de altura tenía una importancia fundamental y gran repercusión psicológica para la marcha del proyecto.

En primer lugar, estas eran más altas que cualquier otro edificio de la ciudad en ese momento, a excepción de la parte superior de la Trinity Church. 

En segundo lugar, las torres serían el soporte de los cables que se iban a tender posteriormente, así como las celosías metálicas y tableros del puente.

Los cables

Sin embargo, en el momento de tender estos cables, grandes dudas comenzaron a plantear sobre la marcha del proyecto. 

Siempre habían existido escépticos respecto al proyecto, pero cuando el llamado William ‘Boss’ Tweed, un político corrupto, fue condenado por robar entre $40 y $200 millones de dólares de los contribuyentes del estado de Nueva York, la opinión pública comenzó a mirar hacia todas las obras públicas, y en particular la construcción del Puente de Brooklyn, con mucho más escrutinio.

Para izar estos 4 cables de suspensión principales, se tenderían los cables, hebra por hebra, mediante una cuerda provisional viajera entre las torres y los anclajes.

Pero mientras estos cables se tendían, surgió otro inesperado e importante contratiempo.

Se descubrió que la compañía que era la responsable de suministrar el alambre de los cables, había proporcionado materiales de inferior calidad y resistencia a la prescrita por los ingenieros del proyecto para así reducir sus costes y aumentar su margen de beneficio.

Ante este crítico revés, era prácticamente imposible en ese momento rehacer el tendido de los cables, por lo que el problema se mantuvo lo más sigilosamente posible y en una medida de subsanación, no exenta de riesgos, se agregaron 150 cables adicionales a cada haz para reforzarlos. 

El propietario de la empresa suministradora de cables, finalmente sería juzgado y  encarcelado.

La gota que colmaba el vaso casi al final de la construcción se produjo cuando una vez completados estos cables y se empezaron a instalar las celosías y tableros del puente.

Debido a los retrasos extremos de las empresas que proporcionaban los materiales, el público comenzó a impacientarse severamente. 

Así en 1882, el título de ingeniero jefe de Washington Roebling se encontraba seriamente en peligro debido a su prolongada enfermedad y los rumores indicaban que sería destituido.

Esto, junto con el hecho de que Washington Roebling no había puesto un pie en el puente en casi 10 años debido a su discapacidad, lo convirtió en un chivo expiatorio bastante conveniente.

A pesar del hecho de que los equipos ingenieros del puente testificaron sobre la importancia de Washington Roebling para la finalización del proyecto, suficientes accionistas se reunieron para votar sobre su destitución. 

Después de una votación muy reñida, estos accionistas fueron derrotados por un estrecho margen de votos para gran alivio de los Roebling, y las autoridades respondieron positivamente permitiendo que Washington Roebling mantuviera su cargo de ingeniero jefe del Puente de Brooklyn en ese momento, en tándem con su esposa Emily que había sido en los últimos tiempos la ejecutiva principal en el proyecto.

La inauguración

El Puente de Brooklyn se completaría en 1883, con una gran celebración. 

La construcción se  habia extendido durante 14 años y el coste final ascendió a $15 millones de dólares, más de $320 millones en términos actuales.

Emily Roebling se convertiría en la primera persona en cruzar el puente, finalizado el 24 de Mayo de 1883, viajando en un carruaje abierto y llevando con ella un gallo, símbolo de la victoria de la saga familiar de los Roebling-Warren, de la que ella se había convertido en su representante final.

La visión del puente terminado eliminó la mayor parte de las críticas por las demoras en los plazos de construcción y los sobrecostes en el presupuesto y así, ese día, todos los negocios de la ciudad cerrarían su puertas para celebrar el gran día de su inauguración.

El presidente de la nación, Chester A. Arthur asistiría también a la ceremonia y cruzó el puente con el alcalde de Nueva York, Franklin Edson, para reunirse sobre él con el alcalde de Brooklyn, Seth Low. 

En la celebración de la inauguración se utilizaron, en un dispendio sin precedente, hasta 14 toneladas de fuegos artificiales.

Tras las autoridades, en el día de su inauguración cruzarían por el puente un total de 1.800 vehículos y 150.000 personas. 

Pero la semana inaugural de esta nueva maravilla de la ingeniería moderna tampoco estuvo exenta de polémica, ya que solo unos días después, un infundado rumor de que el puente se iba a derrumbar se extendió entre los usuarios y provocaría una estampida que mataría a 12 personas. 

Poco después, y también como maniobra publicitaria para dar a conocer su famoso circo, el empresario P.T. Barnum conduciría a 21 elefantes a través del puente y disiparía así en la opinión pública cualquier atisbo de duda sobre su cuestionada estabilidad estructural.

Los temerarios y suicidas

La apertura de esta estructura y sus imponentes dimensiones en cuanto a altura sobre el estrecho marítimo a salvar, no pasó desapercibida para los amantes del riesgo y los buscadores de la atención popular.

Tanto en sus primeros años en servicio, como a lo largo de su historia ha habido múltiples saltadores notables desde el puente de Brooklyn. 

La primera persona en probar la hazaña sería Robert Emmet Odlum, hermano de la activista por los derechos de las mujeres Charlotte Odlum Smith, el 19 de mayo de 1885. 

Tras saltar, impactaba contra la superficie del East River y fallecería poco después a causa de las lesiones internas provocadas.

Sin embargo, la primera persona en saltar del puente con la declarada intención de cometer suicidio fue Francis McCarey en 1892.

Otro de los primeros saltadores, menos conocido fue un tal James Duffy, originario del condado de Cavan, en Irlanda, quien el 15 de abril de 1895 pidió a varios hombres ser sus testigos para verlo saltar. Duffy ejecutó su salto y no se volvió a saber de él.

Desde entonces, el puente de Brooklyn se ha ganado una cierta macabra reputación de puente suicida debido a la cantidad de saltadores que lo habrían hecho con esas dramáticas intenciones aunque es difícil encontrar estadísticas fiables sobre este aspecto de su historia.

Otras hazañas notables que han tenido lugar en, o cerca del puente son otras como en 1919, cuando Giorgio Pessi pilotando el que entonces era uno de los aviones más grandes del mundo, el Caproni Ca.5, pasó volando con él por debajo del puente.

Más adelante en el tiempo, en 1993, el saltador de puentes Thierry Devaux realiza ilegalmente ocho saltos acrobáticos en goma elástica sobre el East River cerca de la torre de la margen de Brooklyn. 

Evidentemente, eran épocas donde el control sobre la seguridad sobre los transeúntes del puente era practicado de una manera mucho más laxa que en nuestros días….

La oposición al puente

En el plano legal y de los intereses económicos afectados por la apertura de este paso entre dos ciudades, tampoco faltaron desafíos para la consecución de esta empresa.

A pesar de que podemos suponer que un proyecto como este, con un impacto en la vida y la economía de las dos ciudades que conectaba sería aclamado sin contestación alguna, hubo una oposición sustancial a la construcción del puente por parte de constructores navales y comerciantes ubicados al norte, quienes argumentaban que el puente no proporcionaría suficiente altura libre bajo el mismo para el paso de los barcos.

En mayo de 1876, estos grupos presentarían una demanda en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York contra las ciudades de Nueva York y Brooklyn.

También en 1879, un Subcomité de Comercio y Navegación de la Asamblea del Estado inició también una comisión de investigación sobre el proyecto del Puente de Brooklyn. 

Como parte de esa comisión, un marinero que había sido contratado para determinar  la altura idónea del tramo central, testificaba ante este comité sobre las dificultades que experimentarían los capitanes de barco para llevar sus barcos debajo del puente cuando éste estuviera terminado. 

Otro testigo, Edward Wellman Serrell, ingeniero civil, llegó incluso a declarar y afirmar que los cálculos de la supuesta resistencia del puente eran incorrectos.

Pero finalmente, para zanjar la cuestión de una vez por todas,  la Corte Suprema de Nueva York dictaría en 1883, y con el puente ya construido, que el Puente de Brooklyn era una estructura completamente legal.

Las cavas dentro de los anclajes del puente

Como parte de los medios destinados a la financiación del proyecto y su mantenimiento, la ciudad de Nueva York alquilaría los grandes espacios interiores abovedados  situados en el interior de las grandes bases de anclaje de los cables en la margen Manhattan.

Este espacio servía como gran almacén para reservas de vino y champán, que se mantenian en él a temperaturas estables durante todo el año. 

Esta peculiar cava se conocía como la «Gruta Azul», estaba cubierta por hermosos frescos que representaban en sus techos y paredes viñedos en Alemania, Italia, España y Francia. 

Las antiguas cavas abandonadas

Desgraciadamente. estos espacios se terminaron dejando de usar y acabaron siendo clausurados en la década de 1930, pero una inspeccion técnica realizada en 1978 revelaba una inscripción descolorida que rezaba asi: «Quien no ama el vino, las mujeres y las canciones, sigue siendo un tonto toda su vida».

El refugio atómico

En la misma línea, y aprovechando las masivas dimensiones de estas bases de anclaje, en una de ellas se llegó a habilitar durante la guerra fría un refugio atómico, o fallout shelter, bajo el embarque principal del puente en el lado de Manhattan, un tema del que también hemos hablado en ediciones pasadas de este podcast.

Estas cámaras destinadas a refugiarse ante los efectos de una detonación nuclear se encontraban repletas de variados suministros, incluidos medicamentos, reservas de agua, mantas y hasta 350.000 galletas saladas.

Este refugio caería también en el olvido colectivo y la cámara olvidada no se redescubrió hasta 2006, cuando personal de la ciudad realizaba tareas de inspección estructural rutinarias y así hallaron en ellas pilas de cajas de cartón con suministros fechados en dos años muy relevantes en la historia de la Guerra Fría: 1957, cuando los soviéticos lanzaban el satélite Sputnik, y 1962, durante la crisis de los misiles en Cuba.

Llegada a la consolidación

Al completarse, el puente de Brooklyn unía a dos ciudades que ya antes habían establecido fuertes vínculos comerciales y sociales y así desde 1873, ya se había comenzado a hablar seriamente de una Gran Ciudad de Nueva York. 

Los principales ciudadanos y políticos de Nueva York y Brooklyn comenzaron a barajar la idea de unir las dos ciudades. 

La apertura del puente de Brooklyn en 1883 no haría más que dar alas a la idea. 

Los esfuerzos de consolidación de la ciudad serían dirigidos por Andrew Haswell Green, presidente de la Comisión del Gran Nueva York.

Como contralor de la ciudad, Green había sido responsable de trabajos como el de planificar el Museo Americano de Historia Natural y la Sociedad Zoológica de Nueva York, además de servir como presidente de la comisión de Central Park. 

Andrew Haswell Green

Según Green, Nueva York necesitaba consolidarse porque la naturaleza agrupaba en estrecha relación indisoluble, en la desembocadura de un gran río, a tres islas, Manhattan, Long Island y Staten Island.

Pero Green se tendría que enfrentar a la oposición en su lucha por consolidar a Nueva York en los cinco condados. 

Según muchos, los residentes de Brooklyn preferían su estilo de vida más relajado frente a la naturaleza más bulliciosa de Manhattan, y muchas personas creían que las áreas subdesarrolladas de la ciudad aumentarían su carga fiscal a medida que entrarán en vigor más proyectos industriales. 

Además, los políticos del norte del estado temían una “metrópolis” en el sur de éste que dominaría la vida política y económica del estado de Nueva York.

Incluso el Brooklyn Daily Eagle publicaría encendidos artículos en protesta por la consolidación, ya que arruinaría la homogeneidad del protestantismo de Nueva York, por temor al surgimiento de minorías étnicas y raciales.

Sin embargo, Green afirmaría que la separación de estas ciudades era bastante costosa, ya que las economías individuales de cada condado tendría dificultades para mantenerse al día con los esfuerzos de industrialización, y los ciudadanos, especialmente en Queens y Staten Island, sufrirían las restricciones impuestas por gobiernos más pequeños. 

Como resultado de la consolidación, los residentes pagarían impuestos más bajos y tasas de interés más bajas sobre sus hipotecas, así como contar con mejores oportunidades laborales y de uso de infraestructuras.

Después de muchos esfuerzos para convencer a la población de que votara «Por la consolidación» en los periódicos y diversas campañas publicitarias, y tras un referendum, el 1 de enero de 1898 se formaría la Ciudad del Gran Nueva York y se establecieron los cinco boroughs de Nueva York que hoy conocemos.

Cada distrito podía elegir a su propio presidente, o Borough President, y Robert Anderson Van Wyck se convirtió en el primer alcalde de Nueva York posterior a esta consolidación, ejerciendo el cargo entre 1898 y 1901.

Pero esto ya es una historia para otro podcast…

En 2018, el New York Times publicaba de manera conmemorativa un obituario tardío para Emily Warren Roebling, parte de una serie de obituarios dedicados a mujeres pero también a minorías cuyos logros y aportaciones a la ciudad se habían pasado por alto en el momento de su fallecimiento sin el merecido reconocimiento.

Además, cuando caminamos hoy sobre él, compartiendo con cientos o incluso miles viandantes  locales o visitantes, su ahora ya por completo dedicada a los peatones pasarela central, es inevitable encontrar y detenernos unos minutos a contemplar y leer una placa conmemorativa dedicada a la memoria de Emily Warren Roebling, su esposo Washington y su suegro John A. Roebling.

Placa conmemorativa que reconoce a Emily Warren Roebling su decisiva contribución

El puente, a lo largo de sus casi 140 años de vida útil ha servido de inspiración para muchas figuras de la cultura popular del último siglo y medio.

Sin ir más lejos, en una pequeña joya de la llamada generación Beat, Jack Kerouac lo incluía en 1956 en  su ”Brooklyn Bridge Blues”.

Ni siquiera el mismo Federico Garcia Lorca dentro de su obra  “Poeta en Nueva York” pudo escapar de la apabullante escenografía y energía desprendida por este puente en su poema Ciudad sin sueño o Nocturno del Brooklyn Bridge para describir el verdadero desasosiego que le producía una ciudad como Nueva York, capturado durante su estancia en esta ciudad entre los años 1929 y 1930.

Más recientemente, el dramaturgo Mark Violi escribiría en la pasada década de los 2000 el drama titulado Roebling: The Story of the Brooklyn Bridge, un drama teatral que relata las vicisitudes del clan Roebling en su accidentada empresa por completar el proyecto al que habían dedicado un buen tramo de sus vidas, algunos incluso pagando un alto precio por ello y que hoy hemos traído hasta el podcast.

De una forma muy descriptiva e incluso me atrevería a decir que acertada, el lema de esta obra teatral reza de la siguiente forma: «Roebling: Un drama sobre los hombres que construyeron el puente de Brooklyn y la mujer que lo completó».

Little India @ Curry Hill

Si bien en Nueva York podemos encontrar exponentes de la cocina de la India en diversos puntos de la ciudad, es en Manhattan, alrededor de Lexington Avenue, aproximádamente entre las calles 27 y 29, donde encontraremos una gran concentración de restaurantes de este origen.

Este barrio, denominado tradicionalmente como Rose Hill, también ha venido ha llamarse con el paso del tiempo y dado su carácter gastronómico, como Curry Hill.

También podrtamos encontrar en este punto de la ciudad tiendas tan tradicionales y conectadas con el subcontinente indio como la tienda de especias Kalustyan’s.

Podcast: New York City gas hookups ban. En busca de un nuevo paradigma energético

Escucha aquí el podcast

En una votación celebrada  el 12 de Diciembre de 2021, el NYC Council, el pleno del consejo del ayuntamiento de Nueva York, aprobaba la prohibición del uso del gas natural como fuente de generación de agua caliente sanitaria, calefacción en cualquiera de sus modalidades o sistemas y suministro de gas para cocina en los edificios de nueva construcción a partir del año 2023, uniéndose así  a otras ciudades como las californianas San José y San Francisco que ya habían hecho compromisos similares con el fin último de reducir las emisiones de los edificios de los gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Alejarse del uso del gas natural significa que cocinas y demás sistemas de generación de calor para calefacción y agua caliente, habrán de funcionar íntegramente con electricidad a partir del vencimiento de los plazos y moratorias de implantación de esta ordenanza denominada como Local Law 2021/154

La nueva ordenanza, aprobada con 40 votos a favor y siete votos en contra, se aplicará inicialmente a los edificios de siete plantas o menos, los denominados low-rise, cuyo permiso de obras se conceda a partir de 2023 mientras que los edificios de mayor altura o high-rise, dispondrán de una moratoria de cuatro años adicionales, hasta 2027, para cumplir con estos requisitos en el diseño de sus sistemas de suministro energético.

NYC Council

Esta nueva ley contará con determinadas excepciones donde sí que se podrá continuar empleando el gas como fuente calorífica,  incluyendo en éstas excepciones a hospitales, lavanderías industriales, los crematorios funerarios y los generadores de emergencia que muchos edificios incorporan como medida para garantizar las condiciones de seguridad y evacuación de los edificios en caso de una pérdida total de suministro eléctrico.

Es sabido y objeto de estudios que casi el 40% de las emisiones de carbono a la atmósfera del país, y en particular, más de la mitad de las emisiones de la ciudad de Nueva York de este gas, provienen específicamente de los edificios.

Otro objetivo: Calidad del aire interior

Los aparatos domésticos eléctricos contribuyen de forma clara a mejorar la calidad del aire interior de las viviendas y otros tipos de edificios, al eliminar las emisiones generadas por la combustión y las potenciales micro fugas de gas natural, que estarían relacionadas con el asma y en algunos casos incluso con  el cáncer”. Investigaciones recientes muestran que niños que vivían en hogares con cocinas a gas tenían un riesgo un 42 por ciento mayor de experimentar síntomas de asma.

Esta nueva ordenanza también establece, a su vez, la realización de dos exhaustivos estudios encargados a la Oficina de Planeación y Sostenibilidad, dependientes directamente de la oficina de la Alcaldía. 

El primero de estos estudios examinará la implantación del uso generalizado de la tecnología de bombas de calor reversibles para su uso en calefacción y generación de agua caliente sanitaria, mientras que el segundo se trataría de un estudio sobre el impacto que la nueva ley supondrá en la red eléctrica de generación, suministro y distribución de la ciudad.

Obviamente ,el rechazo masivo de la industria productora contra las prohibiciones del uso del gas natural nunca se han hecho de esperar ante estas medidas, pero esto no ha impedido que muchas ciudades de todo el país hayan asumido el reto y el esfuerzo. 

Al menos 42 ciudades de California han actuado para limitar el uso del gas en los nuevos edificios, e incluso ciudades de un tamaño significativo como Salt Lake City y Denver también han hecho planes para avanzar hacia la electrificación total de las edificaciones.

Berkeley, California, se convirtió en la primera ciudad de los EE. UU. en prohibir las conexiones de gas en las nuevas construcciones ya en 2019.

Ahora, Nueva York la ciudad más grande de los Estados Unidos se une al desafío de eliminar gradualmente los combustibles fósiles de las nuevas construcciones.

Esta prohibición del uso del gas en los edificios se verá ya plasmada formalmente en la normativa local dentro de la revisión de 2022 del NYC Building Code, la normativa técnica fundamental, que junto con la Zoning resolution, rige la construcción en esta ciudad.

La industria de la construcción y la promoción inmobiliaria  ya está trabajando en un plan para adaptarse a este nuevo paradigma y más concretamente para el primer rascacielos totalmente eléctrico de la ciudad. 

En el sector, las reacciones a esta legislación han sido diferentes y encontradas. Por una parte, los edificios 100% eléctricos añaden un componente de eficiencia en su funcionamiento y simplicidad en su diseño y ejecución. 

Por otro lado, existen en EEUU, inercias establecidas en el consumidor que asocia el uso de gas con una mayor calidad en la habitabilidad, algo hasta cierto punto lógico en un país que es uno de los mayores productoras mundiales de este combustible y además, la industria asociada no ha escatimado recursos en promover mediante recursos publicitarios tan vigentes hoy por hoy como campañas en redes sociales por parte de los llamados influencers, mensajes resaltando las supuestas virtudes de la gastronomía preparada con cocinas de gas.

Pero aun así, en Nuev York, y como hito del inicio de esta transición, los trabajos de construcción han comenzado ya en el desarrollo situado en el downtown de Brooklyn por parte de la compàñia Alloy Development, con su llamado llamado Alloy Block, un complejo que incluirá cinco edificios con más de 850 apartamentos, 200,000 pies cuadrados de espacio para oficinas, 40,000 pies cuadrados de tiendas minoristas y dos escuelas públicas, todo ello diseñado con los estándares Passivhaus.

Cómo se genera la energía que Nueva York consume

Cuando hablamos de eliminar completa o parcialmente los combustibles fósiles de la ecuación del consumo energético en una ciudad que va camino de los nueve millones de habitantes, hay que ser coherente y reconocer que a día de hoy, lo que ello supone es un traslado del consumo y emisiones de dicho gas hasta los puntos de generación eléctrica.

El 65% del suministro eléctrico que hoy demanda Nueva York es generado mediante combustibles fósiles, seguido por un 25% de origen nuclear para dejar un marginal 10% a las fuentes renovables como la energía  hidroeléctrica, eólica y solar.

Por ello, el desafío para estos movimientos en favor de la reducción de emisiones a la atmósfera depende claramente del aumento de la capacidad de generación eléctrica tanto renovable como nuclear dentro del entorno geográfico del noreste de los EEUU.

Parques eólicos marinos en NY

A finales de 2013, el estado de Nueva York ocupaba el decimoprimer puesto en los Estados Unidos en cuanto a capacidad de generación de energía eólica instalada, con 1.722 MW instalados.

En 2016, la generación eólica proporcionaba el 2,94 % de la producción de energía del estado. Este porcentaje aumentaría a 3,66% en 2019.

Para ayudar a cumplir los objetivos de energía renovable marcados por el estado para la generación de  energía eólica,  hasta hoy en día, se han licitado en las costas de la plataforma continental frente a Nueva York y Long Island 5 campos eólicos marinos que se espera generen un total de más de 4.300 megavatios y que representarán casi el 50 por ciento de la capacidad necesaria para alcanzar el objetivo de energía eólica marina para el estado, de 9.000 megavatios en 2035.

Esta potencia instalada suministrará electricidad a más de 2.4 millones de hogares y se espera que creará 6.800 puestos de trabajo en el sector.

Los dos campos marinos más cercanos a la ciudad, el denominado campo Empire 1 y 2 contarán con su puerto de acceso de montaje de componentes y suministros en la terminal de carga del puerto de Brooklyn.

Nuclear

A finales de 2020, había en EEUU 94 reactores nucleares en funcionamiento con una capacidad de generación combinada de aproximadamente 96.555 MW. 

Desde 2014 hasta 2018, la capacidad de generación nuclear anual y la generación de electricidad aumentaron año tras año incluso cuando disminuyera el número de reactores en funcionamiento.

Las mejoras en las capacidades eléctricas en las centrales nucleares han hecho posible que toda la flota de reactores nucleares en funcionamiento mantenga una capacidad de generación de electricidad total relativamente constante. 

Estas mejoras, combinadas con tasas de utilización de alta capacidad facilitaron a las plantas de energía nuclear mantener una participación constante de alrededor del 20% de la generación eléctrica total anual de EE.UU. desde 1990 hasta 2021. 

Algunos reactores también aumentaron la generación anual de electricidad al acortar la duración de tiempo en que estos reactores están fuera de servicio durante las operaciones de mantenimiento y recarga de combustible.

Indian Point Nuclear Power Plant, en el río Hudson

Aun así, a día de hoy, se espera que solo dos nuevos reactores que ahora están en construcción, las unidades Vogtle 3 y 4, en el estado de Georgia entren en funcionamiento antes de 2023.

Con todo esto se abren ante la situación geopolítica y energética mundial que vivimos actualmente muchos interrogantes sobre el futuro de la energía nuclear y su papel a la hora de garantizar una fuente estable y constante que de apoyo y respaldo a las intermitentes fuentes renovables.

La Administración de Información Energética de EE. UU. proyectaba en su Annual Energy Outlook 2022 que si bien en este año se ha agregado nueva capacidad de generación de electricidad nuclear, las retiradas de operación y la reducción de potencia de algunos reactores darán como resultado, con la tendencia actual, de una capacidad total de generación de electricidad nuclear total menor en 2050 que en 2021.

Frente a estos previstos cierres de reactores que se esperan en los próximos años, parece que la opción de los nuevos reactores experimentales, con modos de operación más simples y supuestamente más seguros que los que hoy en dia dan servicio comercial, es el único camino a seguir si se quiere seguir teniendo a la generación nuclear como respaldo a las fuentes de producción renovables.

Otras leyes 

En este impulso que se quiere dar en la mitigación de la presión medioambiental que una ciudad como Nueva York ejerce en este área del Noreste de los Estados Unidos, se unen otras iniciativas legislativas, algunas de las cuales van en la línea de las adoptadas en otras latitudes.

New Green Deal

La iniciativa local de Nueva York en respuesta a la iniciativa política denominada en 2019 como New Green Deal es la denominada Local Law 97 o Climate Mobilization Act, cuyo objetivo principal es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30 por ciento para 2030 para combatir las causas de origen humano del cambio climático.

A tenor de esto, las estructuras y edificios construidos que midan 2.500 metros cuadrados o más, son ya evaluadas en base a su eficiencia energética considerando los aspectos de envolvente térmica, fuentes y consumo de energía empleadas por sus sistemas y tendrán el mandato de colocar esta calificación, representada mediante las ya habituales letras comprendidas entre la A y la F, en un lugar «claramente visible» en el edificio, similar a cómo el Departamento de Salud otorga a los restaurantes una calificación de seguridad alimentaria que se muestra de manera prominente, tal como hemos tratado ya hace tiempo en otro capítulo de este podcast.

Local Law 92/94 solar in buildings

En la misma dirección, la Local Law 94/92 exige que los proyectos que involucren la construcción o ampliación en los edificios instalen infraestructura de energía solar fotovoltaica o en su defecto una cubierta verde en todo el espacio de cubierta no ocupada por las instalaciones propias del edificio.

Los edificios que por condicionantes de forma no puedan acomodar un mínimo para la generación de 4 kW de energía solar fotovoltaica o 200 pies cuadrados de cubierta verde, pueden acogerse a una exención especial de este requisito.

Esta ordenanza  entraba en vigor el 15 de noviembre de 2019 y esta ya comenzando a modelar el nuevo paisaje de las cubiertas y el llamado skyline de Nueva York, a la vez que fomentando nuevos sectores profesionales y de la economía dentro del mundo de la construcción.

Bird Friendly design

La Local Law 15/2020, denominada Bird Friendly design que entró en vigencia el 10 de enero de 2021, es una buena noticia para los defensores de la vida silvestre y, por supuesto, para las aves. 

Las nuevas edificaciones deben ya  cumplir con una serie de requsitos en el diseño de sus fachadas para evitar que las aves vuelen y colisionen contra las superficies acristaladas de estos edificios.

Estudios científicos estiman que 240.000 pájaros mueren anualmente en la ciudad al chocar contra superficies transparentes o semitransparentes de los edificios. 

A nivel nacional, el número se estima que es de alrededor de mil millones. 

Y la mayoría de estas aves tampoco son palomas, las cuales podría pensarse que no es una especie clasificada como de encontrarse en situacion de peligro, sino que muchas de estas aves pertenecen a especies en ruta durante sus migraciones anuales. 

Cansadas durante los largos vuelos, muchas confunden los reflejos y destellos en las ventanas de vidrio con las copas de los árboles donde posarse a descansar.

La nueva ordenanza de Nueva York, que se une a una serie de otras ciudades con similares regulaciones favorables con las aves, utiliza la clasificación de amenazas materiales establecida por la American Bird Conservancy para guiar a los diseñadores. 

Cuanto menor sea el parámetro denominado como factor de amenaza, menos peligroso es un diseño de un elemento de fachada para las aves. 

Se requiere un factor de amenaza de 25 o menos para los cerramientos exteriores y las «instalaciones con potencial peligro para aves», tales como barandillas y barreras acústicas de vidrio. 

También establece la norma que se deben evitar las «condiciones de vuelo a través», que harían que las aves pensaran que podrían volar a través de un área debido a las superficies transparentes de vidrio.

El uso de grabados, serigrafiados y otros patrones en los vidrios se plantean en muchos casos como opciones que favorecen la reducción de este factor de amenaza para las aves.

Las prohibiciones al uso del gas en los edificios son solo el último desafío para una industria ya bastante asediada por campañas contra el fracking, los oleoductos y las centrales de generación eléctrica que se abastecen con gas.

El uso del combustible conocido durante mucho tiempo como gas natural, es sabido que es menos dañino para la salud respiratoria que la combustión de derivados directos del petróleo y emite a la atmósfera menos carbono, pero su producción también libera metano, un gas de efecto invernadero aún más potente.

De hecho, las tendencias han puesto a la industria del gas lo suficientemente nerviosa como para presionar a los estados para que prohíban a las distintas localidades promulgar prohibiciones contra el uso del gas. 

En esta línea y hasta el momento, 20 legislaturas estatales, han aprobado ya leyes que impiden establecer estas prohibiciones influenciadas por el lobby de las compañías gasísticas que además, en el actual panorama geoestratégico de la energía, han cobrado renovado protagonismo en el balance mundial de la producción energética.

Serán iniciativas de este tipo un mero traslado del consumo de combustibles fósiles desde los puntos de consumo de estos hasta las plantas de generación eléctrica?

Se logrará compensar el pool eléctrico con fuentes renovables y energía nuclear? 

Es razonable tener dudas al respecto y decir que los interrogantes siguen sobre la mesa.

Aun así, Nueva York, esta ciudad, ya sabe lo que es ser golpeada duramente por eventos climáticos extremos que dejaron profundas cicatrices en las calles y sus costas, de las cuales, algunas  aún están siendo reparadas, y por ello, con las fricciones inherentes a estos profundos cambios estratégicos, ha tomado la determinación de ponerse a la cabeza de las respuestas y liderar un cambio de dirección en el modo en que empleamos ese preciado recurso que es la energía.

Podcast: Stanford White. Vida y muerte del arquitecto de la Gilded Age

Escucha el podcast aquí

Es la noche del 25 de junio de 1906. 

En el teatro al aire libre situado en la cubierta del Madison Square Garden, el recinto de espectáculos cuya segunda encarnación inaugurada en 1890, situado entre la calle 26 y Madison Avenue y coronado por una torre inspirada en la Giralda de Sevilla,  se representa la obra Mam’zelle Champagne, la comedia musical más destacada del momento en el panorama de variedades de Broadway.

Entre el público, una figura ilustre por aquellos días en los círculos de la vida cultural y social de Nueva York.

No es otro que Stanford White, arquitecto socio del triunvirato director de la ya prestigiosa firma McKim, Mead & White, los cuales durante esos años sembrarían Nueva York, así como otras ciudades de los Estados unidos con una pléyade de edificios y monumentos que pasarían a formar parte indiscutible de la historia de la arquitectura de finales del Siglo XIX y principios del XX.

El Madison Square Garden

Evelyn y Harry Thaw

Unas horas antes, alrededor de las seis de la tarde de ese mismo día, la joven Evelyn Nesbit salía de su suite en el hotel Lorraine, en la Quinta Avenida.

Evelyn se reúne en un bar cercano con Harry Thaw, un millonario de Pittsburg dedicado al negocio del carbón y el ferrocarril, con el que había contraído matrimonio un año antes, en abril de 1905.

Tras acabar Harry el tercero de sus tragos, la pareja se dirige al cercano Café Martin, un local emblemático en el Nueva York de principios del siglo XX, situado en la esquina de la calle 26 con la Quinta Avenida.

En el transcurso de la cena compartida con otros dos amigos, la joven se conmociona al ver entrar al restaurante al propio Stanford White, con quien ella había mantenido una polémica relación solo unos años antes.

A pesar del calor casi récord registrado en Nueva York ese día, Evelyn Nesbyt, como recordaría más tarde, se quedaría congelada en su sitio por el  miedo ante la posible reacción de su ahora esposo si llegaba a cruzarse en el camino del arquitecto. 

Su marido, al notar el cambio en el estado de ánimo de su esposa, pregunta a Evelyn si todo iba bien o algo había ocurrido.

Ella le escribiría en una discreta nota: «White estuvo aquí pero ya se fue». 

Después de leer esta nota, Harry Thaw mantendrá sus impulsos sorprendentemente bien disimulados, según le pareció a Evelyn, hasta después de la cena, momento cuando se dirigió a recuperar su sombrero de paja del guardarropa del restaurante para ponerselo con brusquedad con tal fuerza hasta el punto de romper una de sus alas. 

Al salir del restaurante, Harry le anuncia que había adquirido entradas para un nuevo musical, Mamzelle Champagne, que se estrenaba esa noche en el teatro al aire libre en la azotea del Madison Square Garden.

Evelyn Nesbit

El asesinato

En algún momento durante el programa, Thaw se enteraría de que Stanford White planeaba asistir a ver parte de la representación. 

Más tarde, los testigos informarían haber visto a Thaw paseando por la parte trasera del teatro «como un tigre enjaulado». 

Poco antes de las once, cuando el espectáculo se acercaba a su fin, Stanford White ocupa su asiento habitual, en una pequeña mesa,  a solo cinco filas del escenario.

Harry tardará solo unos minutos en darse cuenta de la entrada de su archienemigo, pero una vez lo hizo, se puso de pie con una mirada aturdida en sus ojos. 

Evelyn le sugirió que se fueran y así comenzaron a dirigirse hacia el ascensor. Pero mientras Evelyn conversaba brevemente con un amigo con el que se habían cruzado, Harry Thaw se escabulle.

En el escenario, mientras la fila de coristas canta «I Could Love a Thousand Girls», la audiencia escucha una ráfaga de disparos, seguida posteriormente por dos disparos más. 

Evelyn sabría de inmediato lo que había sucedido. «¡Le ha disparado!» gritaba ella. 

Mientras la sangre de Stanford White se derramaba sobre el mantel de su mesa volcada, Harry Thaw gritaba su triunfo: 

«¡Lo hice porque arruinó a mi esposa! ¡Se lo merecía! ¡Se aprovechó de la niña y luego la abandonó!» 

White había recibido dos disparos en la cabeza y uno en el hombro. 

El primer disparo lo recibió desde una distancia de apenas dos metros, después de que Thaw se dirigiera directamente a la mesa de White sacando un revólver de debajo de su abrigo. 

El segundo y el tercer disparo llegaron desde una distancia aún más cercana, tal vez solo a medio metro.

A las tres de la mañana del día siguiente, Thaw seria acusado de asesinato y escoltado desde la comisaría hasta la prisión llamada popularmente The Tombs, en el bajo Manhattan. 

Evelyn Nesbit lograría escapar del acoso de la prensa (ganándose el apodo de «la chica Houdini») y pasaría dos noches sin dormir encerrada en el departamento de un amigo en el distrito de los teatros. 

Mientras tanto, la ciudad se llenaba de rumores sobre los posibles motivos del asesinato, e incluso el estudio de Thomas Edison trabajaria horas extras para acelerar una versión cinematográfica de Rooftop Murder para los cines.

El informe de la autopsia, hecho público por el testimonio del forense en el juicio de Thaw, además de las evidentes causas de la muerte,  reveló que White tenía graves problemas de salud, como de la enfermedad de Bright, una tuberculosis incipiente y deterioro severo del hígado.

The Gilded Age

Vivimos un periodo histórico en Estados Unidos denominado como la Gilded Age, la edad dorada, comprendida entre la década de 1870 y la de 1900 y que como toda era está sujeta a diversas interpretaciones en cuanto a sus implicaciones económicas y sociales.

Algunos, como el mismo Mark Twain (el que acuñaría el periodo con este nombre en su novela homónima), y amigo personal de Stanford White, se refiere a esta era como en la que un barniz de prosperidad material cubría los florecientes problemas sociales estadounidenses. 

La arquitectura y la vida personal de Stanford White podrían describirse en los mismos términos.

Para otros autores, la Gilded Age, fue un periodo de rápido crecimiento económico, especialmente en el norte y oeste de los Estados Unidos. 

A medida que los salarios estadounidenses aumentaron mucho más que los de Europa, especialmente para los trabajadores cualificados y la industrialización exigía una mano de obra no cualificada cada vez mayor, este período sería testigo de una afluencia masiva de millones de inmigrantes del viejo continente.

La rápida expansión de la industrialización condujo además a un crecimiento de los salarios reales del 60% entre 1860 y 1890, y se propagaría por una masa laboral en constante aumento. 

El salario medio anual por trabajador industrial (incluidos hombres, mujeres y niños) aumentó de 380 dólares en 1880 a 564 dólares en 1890, un aumento del 48%. 

Por el contrario, la Gilded Age, también fue una era caracterizada por pobreza y desigualdades sociales abyectas, ya que millones de inmigrantes, muchos de ellos de regiones empobrecidas, llegaban a Estados Unidos produciendo que la alta concentración de la riqueza se volviera más visible y polémica. 

Pero la Gilded Age también supuso un vuelco radical en la cultura popular en EEUU.

Durante este periodo, la cultura popular se convirtió en un aspecto muy importante de la sociedad debido al surgimiento de la cultura del ocio y el consumismo masivo. 

Los jóvenes serían entonces ya los mayores consumidores durante estos años, mientras que sus mayores generalmente menospreciaban estas nuevas tendencias, viéndola como impactante e inmoral. 

Andar en bicicleta, el disfrute de los espacios naturales y los parques públicos crecieron en prominencia entre estos estratos sociales jóvenes y emergentes.

La impresión también se hizo más barata, lo cual condujo a un aumento en la publicación de periódicos, novelas baratas y libros de bolsillo. 

La poesía vería un aumento en popularidad con poemas que eran típicamente optimistas y fomentaban el progreso.

Las obras de teatro también se hicieron populares durante The Gilded Age siendo la obra de teatro más popular durante este tiempo, La cabaña del tío Tom. 

El Vaudeville, que era un género teatral de entretenimiento de variedades y se hizo muy popular durante The Gilded Age. 

Fue llamado «el corazón del mundo del espectáculo estadounidense» y fue uno de los tipos de entretenimiento más populares en América del Norte durante varias décadas. 

El Ragtime o Rag era un estilo de música basado en ritmos complicados que fue también muy popular durante esta Edad Dorada. Este estilo musical cuenta  con ritmos rápido y tiene sus raíces en las músicas tradiciones populares afroamericanas.

A su vez, debido a este aumento del consumismo masivo, los grandes almacenes se convirtieron en un desarrollo clave. 

En 1858, se fundaba Macy´s aunque la mayoría de los grandes almacenes estaban dirigidos por familias y estaban orientados principalmente  a la clase más acomodada.

Los deportes se hicieron muy prominentes por aquel entonces, viendo por primera vez la creación de un equipo de béisbol profesional, junto con el boxeo y las carreras de caballos. 

Mientras que las carreras de caballos generalmente se asociaban más con la clase alta, el béisbol y el boxeo serían más comunes entre la clase media.

También se caracteriza este periodo histórico por ser en el que los 250.000 nativos americanos que todavía  vivían en las Grandes Llanuras fueron confinados a reservas mediante la negociación de tratados tras 30 años de guerra con el gobierno.

Stanford White

Orígenes personales de Stanford White

Stanford White nace en Nueva York en 1853, hijo de Richard Grant White, un erudito de Shakespeare, y Alexina Black.

Su padre,un dandi y anglófilo con poco dinero, tenía en cambio muchas conexiones con el mundo del arte de Nueva York, incluido el pintor John LaFarge, el artista de vidrieras Louis Comfort Tiffany y el arquitecto paisajista Frederick Law Olmsted.

White realmente no recibió una formación arquitectónica formal o académica y como muchos otros arquitectos de la época, adquirirá el oficio como aprendiz. 

A la edad de 19 años, Stanford White ingresó como aprendiz en la oficina de arquitectura de Gambrill and Richardson, donde conocería a Charles Follen McKim.

Ya en 1878, White sintió que debía estudiar arquitectura en Europa. 

Durante casi dos años vivirá en París y viajará mucho en Francia y Europa, a veces con el propio McKim y el escultor Augustus Saint-Gaudens, haciendo bocetos de edificios y de detalles arquitectónicos, adornos medievales y armaduras.

Su atención por los detalles

Cuando regresa a Nueva York en septiembre de 1879, se une a los dos jóvenes arquitectos, McKim y Mead, para establecer la firma McKim, Mead and White. 

Los dos socios fundadores, Charles Follen McKim y William Rutherford Mead, fueron gigantes en la arquitectura de su tiempo y siguen siendo considerados como innovadores y líderes en el desarrollo de la arquitectura moderna a nivel mundial. 

Los tres, como parte de su asociación, acordaron acreditar todos los diseños de la empresa como obra colectiva de la misma, y no atribuirela a ninguno de los tres arquitectos socios individualmente.

Este trío, a través de sus obras llegaron a definir la práctica arquitectónica, el urbanismo y los ideales del Renacimiento estadounidense en el fin de siglo de Nueva York.

Formarían parte de una escuela de arquitectos de formación clásica pero también tecnológicamente muy hábiles que ejercerán la profesión hasta mediados del siglo XX.

Según algunos autores, solo Frank Lloyd Wright sería más relevante para la identidad y el carácter de la arquitectura americana moderna.

Si bien McKim y Mead se sintieron inicialmente atraídos por Stanford White por sus diseños de interiores, este demostró ser un valor esencial en todos los aspectos. 

Con una combinación distinta de estilos, se basaba en gran medida en las estructuras europeas históricas para imbuir a las de los Estados Unidos con su buscada majestuosidad. 

Sus viajes además,  alimentaron especialmente una pasión por la belleza, que condujo a una práctica interdisciplinaria en la que se consideraron todos los componentes de la presencia de la arquitectura, desde el paisajismo hasta los más pequeños detalles como los marcos de cuadros.

Pennsylvania Station

Los primeros encargos de White fueron para residencias privadas y monumentos. 

Como obra fácilmente localizable hoy en un espacio publico, diseñó el pedestal para el Monumento Farragut de Saint-Gaudens en Madison Square Park.

Las grandes obras 

Para conmemorar la toma de posesión como presidente de George Washington, White recibió el encargo de diseñar un arco de madera en 1889 en Washington Square, en el entronque de éste con la quinta avenida.

Tras la celebración, el público insistió en un arco permanente en piedra, que se completó en 1892. 

El precedente de este arco es claramente romano; la combinación clara y concisa de las ideas ornamentales clásicas es la firma de White.

En la biblioteca sonora de este podcast hemos hablado largo y tendido de dos grandes edificios públicos como la Pennsylvania Station o la James A. Farley Post Office Building, de los cuales hoy en día solo podemos revisitar el último de ellos, con su nueva adaptación para acoger al Moynihan Train Hall.

Fuera de Nueva York, la Boston Public Library destaca dentro del repertorio de McKim, Meade and White, siendo la tercera mayor biblioteca pública de EEUU, únicamente por detrás de la Biblioteca del Congreso y como no, la New York Public Library.

En este podcast también hemos hablado largo y tendido sobre los avatares y edificios que bajo el  nombre de “Madison Square Garden” se han construido y demolido en Nueva York en los últimos 150 años. 

Una de esas iteraciones, el Madison Garden de 1890, proyectado por el propio despacho de Stanford White, seria a la vez, en un tragico y macabramente ironico giro del destino, la escena de su propio asesinato.

White diseñó el Madison Square Garden como un centro de eventos espectaculares. Respaldado por un grupo de inversores neoyorquinos adinerados, incluido el propio White, este audaz proyecto demostró ser poco sostenible desde el punto de vista financiero, pero continuó durante muchos años sirviendo a una necesidad pública. 

Su diseño ofrecía color, alegría, exotismo español y una consistencia en el estilo.

En la división de proyectos dentro de la firma, White consiguió la mayoría de los encargos de casas particulares. 

En una época sin realistas visualizaciones informáticas fotorrealistas,  la  fluidez de White en el dibujo resultaba muy convincente para los clientes que no lograban obtener mucha comprensión de un plano de planta, y su intuición y facilidad para la representación captaron la fantasía de estos clientes.. 

White vivía en cierto modo la misma vida que sus clientes, aunque no tan lujosamente, y sabía cómo tenía que funcionar la casa: como un hotel de primera categoría, un vestíbulo de teatro o un decorado teatral con referencias históricas apropiadas. 

Era un diseñador hábil, que estaba listo para hacer una portada para Scribner ‘s Magazine o diseñar un pedestal para una  escultura. 

Extendería los límites de los servicios de arquitectura para incluir en ellos la decoración de interiores, el comercio de arte y antigüedades, e incluso la planificación y el diseño de fiestas. 

Extrovertido y sociable, poseía un gran círculo de amigos y conocidos, muchos de los cuales se convirtieron en sus clientes. 

White tuvo una gran influencia en el «estilo Shingle» de la década de 1880, en el estilo neocolonial y en las cabañas de Newport por las que es célebre.

Las casas de White en Long Island han sobrevivido bastante bien, a pesar de la pérdida de Harbor Hill en 1947, originalmente ubicada en Roslyn. 

Como era típico de la Guilded Age, el arquitecto poseía un amor descarado por la ornamentación y lo exótico. 

White combinaría azulejos de Delft con los de una mezquita islámica y además agregaría elementos metálicos de un templo japonés. 

Operaba a un nivel puramente visual, muy desarrollado, sin pautas culturales o límites. Si se veía bien, lo ponía.

Fue tal la actividad arquitectónica de White que exploraría también campos menos convencionales de la profesión, llegando incluso a participar en el desarrollo de  la Torre Wardenclyffe para Nikola Tesla, también en Long Island, fue una de las primeras estaciones experimentales de transmisión inalámbrica.

Evelyn Nesbit

Tras el personaje profesional y social., Stanford White había ocultado su carácter de depredador sexual,, ayudándose de la apariencia de ser un hombre casado y «respetable». 

En 1884 se había casado con Elizabeth «Bessie» Springs Smith, una joven de 22 años, y descendiente del fundador del poblado de  Smithtown en la costa norte de Long Island. 

En el vecino pueblo de St. James, White diseñaría para su uso Box Hill, un refugio de verano que sirvió como lugar de exhibición de su gran pericia estética, y que  todavía hoy es propiedad de sus herederos.

Después de una fastuosa boda, el matrimonio White se tomaría una luna de miel de seis meses viajando por Europa y el Cercano Oriente, comprando abundantes antigüedades y fragmentos arquitectónicos para su propia colección y la de sus clientes. 

Una vez de vuelta en Nueva York, White se convirtió en toda una sensación con su ropa llamativa, cabello rojo y bigote, además de una personalidad exuberante.

El biógrafo de White, Brendan Gill, describe al arquitecto como un «hombre grande, fanfarrón, abierto y adorable de gran talento, y además…. un sátiro». 

Stanford White manifestaba un deseo casi insaciable por las chicas jóvenes y el sexo salvaje. 

En 1887, White junto con un grupo de adinerados  libertinos de Nueva York fundarían el Sewer Club, un lugar para beber y cometer estos excesos sexuales lejos de la mirada de la opinión pública.

Además, las chicas que atraían  parecían encontrar irresistible el dinero y el poder de White, lo que le permitía mantener varios asuntos simultáneamente. 

La propia nieta de Stanford White, Suzannah Lessard, en su biografía titulada “Architect of Desire”, describe a su antepasado como «sexualmente descontrolado”.

Para satisfacer este apetito por las mujeres jóvenes, se citaba con muchas de ellas en su apartamento de varias plantas en Manhattan que contaba con una discreta entrada trasera en la calle 24. 

Allí, tenía una habitación pintada de verde y equipada con un columpio de terciopelo rojo suspendido del techo por cuerdas entrelazadas con hiedra. 

Según Simon Baatz, autor del libro de 2018 “The Girl on the Velvet Swing”, el arquitecto con sus adinerados compañeros de club, organizaba frecuentes orgías en este tipo en lugares secretos que se encontraban esparcidos por toda la ciudad.

Evelyn Nesbit, era todavía una adolescente cuando conoció a Stanford White, pero su imagen era ya muy popular por aquellos días gracias a su aparición en diversos espacios publicitarios publicados a lo largo y ancho de la ciudad.

Con la aprobación de su madre, White entabló una llamada «relación de cuidado» con la aspirante a actriz en 1901, lo que le ayudó a establecerse en la sociedad. 

Evelyn no solo fue al dentista a expensas de White, que encontraba que los dientes en mal estado eran muy desagradables, sino que también trasladó a la joven y a su madre desde una humilde pensión a un hotel. 

White le proporciona a Evelyn una asignación semanal sorprendentemente generosa de $25 y, según la biografía de Lessard, la obsequiaría con costosos regalos, que incluían una gran perla con una cadena de platino, un juego de pieles de zorro blanco, un anillo de rubí y diamantes y dos anillos de diamantes en solitario , que le regaló en Navidad, que a su vez resultó ser también su decimoséptimo cumpleaños.

La llamada «relación» pareció haber durado alrededor de seis meses, aunque luego, la versión oficial que se adoptó en sociedad es que se mantuvieron en términos de cortesía socialmente hablando.

El juicio del siglo

El juicio del siglo

El juicio por el asesinato de Stanford White por parte de Harry Thaw de se iniciaria el 4 de Febrero de 1907.

Durante éste, el mundo se enteraría de que al principio de su relación, White había invitado a la adolescente Nesbit a cenar en su apartamento, le sirvió champán posiblemente mezclado con algún estupefaciente y luego la violaría después de que esta se desmayara.

Cubriendo el juicio, el propio Mark Twain, publicaría que toda la sociedad de Nueva York sabía desde hace mucho tiempo que White se dedicaba «con entusiasmo, diligencia, voracidad y sin remordimiento a la caza de niñas hasta su destrucción …”. 

En el estrado de los testigos, ante la audiencia de una sala de tribunal llena de hombres, Evelyn Nesbit relataría con el más mínimo detalle la historia de la persecución de White por ella, incluso hasta los detalles de su atroz victoria, “una victoria cuyos detalles bien podría decirse que no se pueden imprimir «.

El 1 de febrero de 1908,  y tras un año de intensa cobertura por parte de la prensa, el jurado absolvía al acusado, Harry Thaw, alegando demencia.

El juez también declaraba que la puesta en libertad de Thaw sería «peligrosa para la seguridad pública» y ordenó que lo enviaran al Hospital Estatal Psiquiátrico Mattawan, para criminales dementes «hasta que sea dado de alta por el debido curso de la ley». 

Harry Thaw, aparentemente esperando ser liberado inmediatamente después del veredicto del jurado, estalló en ira al escuchar las palabras del juez.

Siete años después, en junio de 1915, un jurado se reunía en la Corte Suprema de Nueva York para determinar si Harry Thaw estaba lo suficientemente cuerdo como para ser liberado de Mattawan. 

Evelyn Thaw, habiendo perdido cualquier sentimiento que hubiera tenido por Harry Thaw en el momento del juicio por asesinato, no ofreció testimonio esta vez. De hecho, se instaló temporalmente cerca de la frontera con Canadá para poder cruzar la frontera y abandonar el país en caso de que se le presentara una citación.

Harry testificaría con calma durante más de cinco horas. 

Cuando se le preguntó por qué esperó tres años para matar a White, Thaw respondería que: «No hay respuesta a esa pregunta. No puedo darle ni una siquiera. No había ninguna razón». 

El jurado encontró así  a Thaw lo suficientemente cuerdo. Dos días después, Harry Thaw era de nuevo un hombre libre.

El matrimonio de Harry y Evelyn sobrevivió solo unos meses más. 

En 1917, Thaw golpea salvajemente a un chico de diecinueve años, por lo que fue arrestado y devuelto al manicomio, donde permanecerá hasta 1924, falleciendo finalmente en 1947.

Después de divorciarse de Harry, Evelyn se casaría con su pareja de baile, Jack Clifford, pero ese matrimonio resultó de corta duración.

Nunca se volvió a casar. 

En 1955, una película titulada «La chica del columpio de terciopelo rojo» (protagonizada por Joan Collins en el papel de Evelyn Nesbit) reavivó el interés por la historia de Nesbit, White, Thaw. 

Ya en el momento del estreno de la película, Evelyn Nesbit vivía tranquilamente como una escultora de setenta y cuatro años en Los Ángeles. 

Evelyn Nesbyt falleció en 1967 por causas naturales.

Por su parte, Stanford White está enterrado en el cementerio de la Iglesia Episcopal St. James, cerca de su finca Box Hill, en Long Island.

Harry Thaw en prisión

Stanford White, tras su muerte, no se salvaría del frenesí acusador de la opinión pública, que ahora se hacía eco de lo que antes eran más que rumores, no solo criticándolo como el hombre despreciable que demostró ser, sino que también cuestionando sus logros profesionales como arquitecto. 

The Evening Standard concluiría que era «más un artista que un arquitecto», y su ecléctica obra hablaba de su «disolución social». 

Otra publicación, The Nation, también fue demoledora con su legado formal argumentando que :  adorna muchas mansiones adineradas estadounidenses con saqueos arqueológicos irrelevantes. 

Esta prensa no ahorraría términos en un lenguaje espeluznante para demonizar a White como un sibarita del libertinaje, además de un hombre que había abandonado las grandes y elevadas empresas artísticas y arquitectónicas en favor de las pulsiones más viciosas y depravadas.

Podcast: NY Delicatessen, aka Delis. That is so New York!

Han transcurrido ya más de 30 años desde el rodaje de la escena entre -digamos- una extrovertida  Meg Ryan y avergonzado Billy Crystal en la escena de la película de Rob Reiner de 1989  «When Harry Met Sally», escena inmortalizada en el comedor de Katz’s Deli, el restaurante situado en el 205 de Houston Street del lower East Side de Manhattan y que todavía a día de hoy, 134 años después de la fundación del negocio, sigue siendo, con opiniones a favor, y otras en contra, un referente de uno de los dos géneros gastronómicos y culinarios más característicos de Nueva York, donde en dura pugna se baten las pizzerías y toda la cultura que alrededor de la pizza gira y el mundo de los Delicatessen, o como vienen a conocerse popularmente en Nueva York, los deli. 

Katz’s Delicatessen, es como hemos mencionado, toda una institución de Nueva York desde su establecimiento en el año 1888. 

Este deli judío de la vieja escuela es popular principalmente por su pastrami en sandwich, de -hay que reconocerlo- unas generosas dimensiones, acorde tambien con el precio, cortado a mano, servido sobre el característico pan de centeno y acompañado por los clasicos pickles.

Katz es, probablemente el más célebre de todos ellos, aunque ni mucho menos es el único e incluso muchos críticos y aficionados entrarían a discutir si es el mejor o si simplemente disfruta de una popularidad impulsada hasta el olimpo de la cultura pop gracias a la maquinaria mediática del cine y la televisión.

Sin lugar a duda, Nueva York es la Meca de los delicatessen,los delis, repletos de alimentos, platos y especialidades gastronómicas  típicas o autóctonas que siguieron en su periplo vital a los inmigrantes desde sus antiguos países hasta una vez llegados a los EEUU, durante las distintas olas migratorias, producidas principalmente en los siglos 19 y  principios del 20.

El término Delicatessen es un préstamo del alemán, cuyo uso aparece por primera vez en el inglés a finales del siglo XIX siendo realmente el plural del término alemán Delikatesse, que como es fácil intuir, significa delicadeza.

Pero a su vez, la forma alemana se había tomado previamente del francés délicatesse, la cual a su vez procedía del italiano delicadozza, de delicato, cuya raíz primigenia es el adjetivo latino delicatus, que significa «dar placer, deleitar, agradar». 

Parece el dicho de todos los caminos llevan a Roma nunca dejó de tener vigencia.

Avanzando en el tiempo, la primera versión corta americanizada de esta palabra, la tan utilizada deli, surgió probablemente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, dado que la primera evidencia que tenemos de su uso como tal data de 1948, aunque tampoco se descarta que ya viniese empleandose este término abreviado con anterioridad.

Además originalmente, las primeras tiendas de este tipo que se establecieron en esta ciudad, deletreaban la palabra con una «K» en lugar de una «C» que vemos hoy en la mayoría de los casos, porque el Delicatessen, históricamente entra en la cultura estadounidense a través de Nueva York y se termina extendiendo hasta muchos otros puntos del país posteriormente.

El deli ha sido siempre un clásico neoyorquino, hasta tal punto que otros delis fuera de la ciudad de Nueva York se acabaran llamando a sí mismos delis al estilo “New York” para evocar y reclamar para sí mismos la imagen del New York Deli original. 

Según Sanford Levine, propietario del popular Carnegie Deli, los inmigrantes alemanes y particularmente los alsacianos eran quienes operaban todas estas tiendas de delicatessen en Nueva York hasta la conclusión del siglo XIX.

Muchos se referían a ellas como una tienda de delicatessen europea donde se despachaban productos al peso incluyendo especialidades como el paté de hígado, verduras en escabeche, salsas de diversos tipos, salchichas y otros variados productos de charcutería. 

Estos primeros establecimientos no solian ofrecer comidas ya preparadas para llevar, ni sala donde sentarse a degustarlas, como posteriormente se iria estableciendo y conviertiendo en costumbre para los estadounidenses y especialmente aquellos judíos de Nueva York. 

Estos primeros delicatessen, en cierto sentido, eran simples tiendas de comestibles que abastecen áreas locales de la ciudad.

Dallmayr, en Munich, la majestuosa capital bávara, es la histórica tienda de delicatessen cuya fundación se remonta al siglo XVII y todavía en la actualidad opera funcionando cual restaurante multifacético, delicatessen y cafetería y que además  ofrece servicios de catering para fiestas y eventos, una vertiente del servicio que perdura hasta nuestros días en Nueva York.

Pero volviendo a Alemania, este histórico establecimiento sería la primera tienda en importar plátanos, mangos y ciruelas para la población alemana de aquel entonces, traídos desde tierras tan lejanas y remotas como las Islas Canarias o la propia China. 

Posteriormente, la emigración alemana a América alcanzaría su cúlmen en el siglo XVIII, siendo Nueva York el punto de llegada más popular para estos emigrantes por lo que ya en la década de 1860 se estimaba que más de cien mil alemanes vivían en la ciudad. 

El vecindario de Yorkville, en el Upper East Side de Manhattan era, y es todavía, un gran núcleo de población y negocios de origen alemán. 

Una muestra actual de ello es Schaller & Weber, donde el cliente puede encontrar auténticas especialidades alemanas de importación, algunas bastante difíciles de conseguir. 

Los fundadores se establecieron en este delicatessen en 1937 y, a lo largo de los años, se han ido ganando una amplia reputación al haber sido reconocidos en varios concursos y premios internacionales por sus carnes y embutidos de gran calidad. 

Las variedades de  salchichas, los encurtidos y la mostaza son los clásicos del negocio, pero además  ofrecen algunas otras delicias  importadas. 

Algunas de estas especialidades, y que ya se despachaban en viejos delis alemanes en su apogeo eran el Spaetzle (un plato de fideos alemán), los panes de Landsberg, diversos quesos de ese país como el Limburger, las albóndigas de patata, algunos chocolates o su mazapán.

Entre 1900 y 1910, más de 2 millones de italianos desembarcarian en Nueva York pasando por las instalaciones del servicio de inmigracion de Ellis Island.

Los únicos europeos que les superarian en número durante este tiempo fueron los propios alemanes y los irlandeses. 

Estos nuevos inmigrantes inmediatamente establecerian pequeños vecindarios italianos. Algunos de ellos se radicarian en el Bronx, otros en Brooklyn e incluso algunos al este de Harlem. 

Sin embargo, el barrio italiano más famoso de Nueva York, y que mas ha trascendido, sería el ubicado en Manhattan, Little Italy, y específicamente en el entorno de Mulberry Street, la cual en estos años era un auténtico hervidero de vendedores ambulantes y negocios. 

Los delis italianos, especializados en carnes, quesos y pastas, de modo parecido a los alemanes, generalmente vendían estos productos al peso en lugar de vender platos preparados para llevar.

Las delicias que ofrecían del viejo país transalpino incluían tambien la mozzarella, el parmesano, gorgonzola, el prosciutto y el salami. 

Estos delicatessen italianos también ofrecían dulces, como el tradicional panettone o los higos secos, así como especias y aderezos tradicionales italianos como albahaca, orégano y cómo no, el aceite de oliva. 

Como muestra de los supervivientes a esos años dorados del comercio, hoy en Manhattan, en el 200 de Grand St, tenemos a  Di Palo, todo un caso clásico de los delis tradicionales de ese origen nacional.

En 1903, Savino Di Palo llegó a Estados Unidos y abrió una «lateria», una tienda de productos lácteos, en este entorno de Little Italy.

La tienda inicialmente despachaba exclusivamente quesos, hasta que las generaciones posteriores la convirtieron en un deli completo con carnes, fiambres y otros artículos especializados.

Los irlandeses llegados masivamente a Nueva York son una historia completamente diferente, ya que no adoptarian el concepto de tienda  «delicatessen», sino que replicarán en América los pubs o public houses, donde se servían bebidas y platos tradicionales irlandeses. 

Estos pubs merecen mención aquí debido a su significativa contribución al género de los alimentos del genero deli. 

Las carnes en conserva, el repollo y la cerveza eran las comidas tradicionales que se servían en el día grande de la gran isla verde, el día de San Patricio. 

El término «en conserva» empleado tiene un origen bastante antiguo y es una técnica consistente en preservar las carnes en una olla de ceramica grande y cubrirla con sal de roca y salmuera, lo cual conservará la carne durante los meses posteriores.

Estos mismos irlandeses serían los mayores exportadores de carne en conserva hasta 1825. 

Esta carne preservada, llamada corned beef es relevante por ser el ingrediente principal en el Sandwich Reuben, un clásico que no puede faltar en ningún deli.

De forma simultanea a estos movimientos migratorios, con las oleadas venidas desde Europa del Este, llegarian los emigrantes judíos. 

El grueso de esta migración judía a Nueva York comenzaria en la década de 1880 con el aumento de las oleadas de antisemitismo que empezaban a plagar Europa. 

Esta población original de judíos venidos principalmente desde la lejana Rusia o Polonia se asentaria en el Lower East Side de Manhattan y con ellos tambien se establecerian los delis con sus particuleres caracteristicas gastronomicas.

Los delicatessen judíos revolucionaron el mundo del deli y todo lo que posteriormente hemos llegado a conocer sobre este genero gastronomico, convirtiendose finalmente en el concepto predominante y quizas mas implantado en la ciudad hoy en día.

En estos delis se sirven platos calientes a la carta al  estilo de una cafetería, donde el cliente una vez finalizado, recibe su cuenta y va a la caja registradora a abonar su cuenta. 

Ademas, algunos de estos delis judíos siguen las leyes alimentarias kosher, un cocepto ampliamente explicado en su día en este podcast en su episodio dedicado a los conceptos de kosher y pareve.

Algunos de los platos más típicos que podemos pedir en ellos  incluyen la sopa con las bolas de matzo y otras muchas sopas, las ensaladas, el pescado gefilte entre muchos otros, y el que quizás sea la estrella de los sandwiches de los deli: el sandwich de pastrami.

El pastrami se elabora a partir del corte de ternera del pecho o la falda. 

En primer lugar, tras desangrarse mediante prensado, la carne se introducira en salmuera y condimentada con diversas hierbas y especias que le aportarán un característico sabor. Tras ello, la carne es ahumada para finalmente cocinarse al vapor antes de ser cortada y servida bien en forma de plato o como protagonista del popular sándwich, acompañado por los característicos pepinillos curados en agua, vinagre y eneldo, llamados kosher dill pickles.

La palabra «pastrami» se deriva del yiddish pero probablemente tiene un origen turco. 

Un plato similar se sirve en la cocina armenia llamado «basturma» y también se le conoce como «basterma» en la cocina árabe. 

Su forma actual está asociada con una tienda de delicatessen judía que vendía «pastrami» en Nueva York ya antes de 1888.

Sussman Volk un emigrante lituano, a fines del siglo XIX  abriría una pequeña carnicería en el Lower East Side de Nueva York. 

Por avatares de la vida se haría amigo de otro inmigrante, en este caso con origen en Rumania, a quien permitió almacenar su carne en la gran nevera del establecimiento. 

A cambio de su amabilidad, el amigo rumano le confiaría a Volk la receta del pastrami, tras lo cual comenzaría a prepararlo regularmente y servirlo a sus clientes. 

La nueva preparación resultaría tan popular que en 1888, Volk abre una tienda de delicatessen en el número 88 de Delancey Street, uno de los establecimientos pioneros de los delis de la ciudad, iniciando asi la historia de este popular sándwich servido en pan de centeno.

El resto ya es historia, convirtiéndose pastrami sandwich en uno de los clásicos en otros muchos delicatessen, servido en ese mismo pan, cubierto a veces con mostaza marrón picante y acompañado por pepinillos.

Actualmente, quizas los establecimientos delicatessen con mas renombre de Nueva York son los delis judíos. 

Entre todos ellos podríamos mencionarr el 2nd Ave Deli, The Stage Deli, The Carnegie Deli o el ya mencionado y popular Katz ‘Deli, pero tampoco hay que olvidar a otros fijos en todas las listas de los preferidos por los locales.

Ben’s Kosher Delicatessen Restaurant en la calle 38 en el Midtown  de Manhattan, Barney Greengrass, conocido como “The Sturgeon King” por su especialización en el caviar y sus variedades, Sarge’s con su “Monster Sandwich”, Pastrami Queen en el upper East Side, o un viejo conocido de este podcast como Russ & Daughters, que si bien sería más correcto encuadrarlo en la categoría de appetizing store, ofrece muchos clásicos de la tradición gastronómica judía del centro y este de Europa.

El deli, tal como lo conocemos en Estados Unidos y más concretamente en Nueva York es el producto de un proceso y una evolución que se ha desarrollado en paralelo a la historia de esta ciudad y las corrientes y movimientos humanos que la conformaron.

Hoy en día, los delis, aunque siguen estando especializados en la gastronomía asociada a las culturas de las que proceden, se han ramificado en diversas y nuevas variedades.

Es así como la cultura estadounidense ha engendrado su propio estilo de deli e integrándolo en su industria de la restauración con el sándwich estilo submarino y la comercialización de estos en cadenas omnipresentes como Subway y Quizno ‘s. 

El chef, escritor y presentador Anthony Bourdain, al que desgraciadamente la vida se le tornaba definitivamente insufrible allá 2018, era un gran aficionado y asiduo de los delis de su ciudad, la ciudad que le vio convertirse en el personaje, divulgador y viajero gastronómico global en que llegó a convertirse.

Bourdain, un defensor a ultranza de las expresiones gastronómicas  más populares de Nueva York, como sus food carts y food trucks, abogaba por el incremento en el número de licencias municipales concedidas a estos restauradores callejeros por considerar que son un elemento esencial en la vitalidad de una ciudad, algo que en los últimos tiempos hemos visto puesto a prueba.

No era difícil encontrarle al menos una vez por semana disfrutando de un desayuno de huevos revueltos, salmón ahumado de Nueva Escocia y bagel “plain”, sin semillas y tostado con su café en Barney Greengrass, el deli que que le rendiría el homenaje póstumo tras ese fatal 8 de junio de 2018, sirviendo ese mismo desayuno, su preferido, en su mesa de siempre, entonces vacía. 

En uno de sus viajes, un periodista le preguntaba sobre qué era lo que más extrañaba de estar lejos de casa. 

Su respuesta sería inmediata y sin sombra de duda : «solo echo de menos un sándwich de pastrami en Nueva York en Katz ‘s Delicatessen». 

¿Qué más necesita saber?

En este podcast de Un Minuto en Nueva York, traemos un clásico de la escena gastronómica y culinaria de Nueva York: los delicatessen, o como se llaman coloquialmente aquí, los delis.

La historia de las personas que trajeron las recetas y productos desde sus antiguos paises de origen, es la historia del New York deli.

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